domingo, 13 de enero de 2019

PROPIOS DE LA MISA DE LA FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA


PRIMER DOMINGO DESPUES DE EPIFANÍA

FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA
II clase, blanco
Gloria y Credo. Prefacio de la Epifanía.

La devoción especial que se dispensa a la Sagrada Familia de Jesús, María y José como el modelo de virtudes para todos los hogares católicos, se inició en el siglo XVII. Esta comenzó casi en forma simultánea en Canadá y en Francia: la Asociación de la Sagrada Familia fue fundada en Montreal en 1663, y las Hijas de la Sagrada Familia, en París, en 1674. Desde aquel tiempo, se han venido estableciendo otras numerosas congregaciones y asociaciones bajo el patronazgo de la Sagrada Familia, las cuales se han diseminado por todo el mundo. La archicofradía fue establecida por Pio IX en 1847. En 1893, León aprobó una fiesta para Canadá, y Benedicto XV extendió la Fiesta de la Sagrada Familia a toda la Iglesia y ordenó que fuese celebrada el primer domingo después de la Epifanía. Esta ha de ser la gran fiesta de las familias cristianas. Los padres aprendan de José la vigilancia, la solicitud y la diligencia. Las madres aprendan de María el amor, la modestia, el cuidado de los hijos. Los hijos deben aprender de Jesús la obediencia.

PROPRIUM MISSAE IN LINGUA LATINA

Introitus
Prov 23:24; 23:25
E
xsúltat gáudio pater Iusti, gáudeat Pater tuus et Mater tua, et exsúltet quæ génuit te.
Ps 83:2-3
Quam dilécta tabernácula tua, Dómine virtútum! concupíscit et déficit ánima mea in átria Dómini.
V. Glória Patri, et Fílio, et Spirítui Sancto.
R. Sicut erat in princípio, et nunc, et semper, et in saecula saeculórum. Amen
Exsúltat gáudio pater Iusti, gáudeat Pater tuus et Mater tua, et exsúltet quæ génuit te.



Collecta
O
rémus.
Dómine Iesu Christe, qui, Maríæ et Ioseph súbditus, domésticam vitam ineffabílibus virtútibus consecrásti: fac nos, utriúsque auxílio, Famíliæ sanctæ tuæ exémplis ínstrui; et consórtium cónsequi sempitérnum:
Qui vivis et regnas cum Deo Patre, in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum.
R. Amen.



Lectio
Léctio Epístolæ beáti Pauli Apóstoli ad Colossénses.
Col 3:12-17
Fratres: Indúite vos sicut elécti Dei, sancti et dilécti, víscera misericórdiæ, benignitátem, humilitátem, modéstiam, patiéntiam: supportántes ínvicem, et donántes vobismetípsis, si quis advérsus áliquem habet querélam: sicut et Dóminus donávit vobis, ita et vos. Super ómnia autem hæc caritátem habéte, quod est vínculum perfectiónis: et pax Christi exsúltet in córdibus vestris, in qua et vocáti estis in uno córpore: et grati estóte. Verbum Christi hábitet in vobis abundánter, in omni sapiéntia, docéntes et commonéntes vosmetípsos psalmis, hymnis et cánticis spirituálibus, in grátia cantántes in córdibus vestris Deo. Omne, quodcúmque fácitis in verbo aut in ópere, ómnia in nómine Dómini Iesu Christi, grátias agéntes Deo et Patri per ipsum.
R. Deo gratias.



Graduale
Ps 26:4
Unam pétii a Dómino, hanc requíram: ut inhábitem in domo Dómini ómnibus diébus vitæ meæ.
Ps 83:5.
Beáti, qui hábitant in domo tua, Dómine: in sǽcula sæculórum laudábunt te. Allelúia, allelúia,
Isa 45:15
Vere tu es Rex abscónditus, Deus Israël Salvátor. Allelúia.



Evangelium
Sequéntia sancti Evangélii secúndum Lucam.
R. Gloria tibi, Domine!
Luc 2:42-52
Cum factus esset Iesus annórum duódecim, ascendéntibus illis Ierosólymam secúndum consuetúdinem diéi festi, consummatísque diébus, cum redírent, remánsit puer Iesus in Ierúsalem, et non cognovérunt paréntes eius. Existimántes autem illum esse in comitátu, venérunt iter diéi, et requirébant eum inter cognátos et notos. Et non inveniéntes, regréssi sunt in Ierúsalem, requiréntes eum. Et factum est, post tríduum invenérunt illum in templo sedéntem in médio doctórum, audiéntem illos et interrogántem eos. Stupébant autem omnes, qui eum audiébant, super prudéntia et respónsis eius. Et vidéntes admiráti sunt. Et dixit Mater eius ad illum: Fili, quid fecísti nobis sic? Ecce, pater tuus et ego doléntes quærebámus te. Et ait ad illos: Quid est, quod me quærebátis? Nesciebátis, quia in his, quæ Patris mei sunt, opórtet me esse? Et ipsi non intellexérunt verbum, quod locútus est ad eos. Et descéndit cum eis, et venit Názareth: et erat súbditus illis. Et Mater eius conservábat ómnia verba hæc in corde suo. Et Iesus proficiébat sapiéntia et ætáte et grátia apud Deum et hómines.
R. Laus tibi, Christe!
S. Per Evangelica dicta, deleantur nostra delicta.



Offertorium Luc 2:22
Tulérunt Iesum paréntes eius in Ierúsalem, ut sísterent eum Dómino.



Secreta
Placatiónis hostiam offérimus tibi, Dómine, supplíciter ut, per intercessiónem Deíparæ Vírginis cum beáto Ioseph, famílias nostras in pace et grátia tua fírmiter constítuas.
Per eundem Dominum nostrum Iesum Christum filium tuum, qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum.
R. Amen.






Praefatio de Epiphania Domini
V
ere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubique grátias agere: Dómine sancte, Pater omnípotens, ætérne Deus: Quia, cum Unigenitus tuus in substántia nostræ mortalitátis appáruit, nova nos immortalitátis suæ luce reparávit. Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus cumque omni milítia coeléstis exércitus hymnum glóriæ tuæ cánimus, sine fine dicéntes:





Communio  Luc 2:51
Descéndit Iesus cum eis, et venit Názareth, et erat súbditus illis.



Postcommunio
Orémus.
Quos cœléstibus réficis sacraméntis, fac, Dómine Iesu, sanctæ Famíliæ tuæ exémpla iúgiter imitári: ut in hora mortis nostræ, occurrénte gloriósa Vírgine Matre tua cum beáto Ioseph; per te in ætérna tabernácula récipi mereámur:
Qui vivis et regnas cum Deo Patre, in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum.
R.
Amen.



PROPIOS DE LA MISA TRADUCIDOS AL CASTELLANO




Introito, Proverbios 23, 24-25; Salmo 83,2-3

Salte de júbilo el padre del justo, alégrense tu padre y tu madre, y regocíjense la que te dio a luz. Salmo: ¡Cuán amables son tus moradas, Dios de los ejércitos! Suspira y desfallece mi alma por morar en los atrios del Señor.  Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en principio, ahora y siempre por los siglos, de los siglos. Amén.  Salte de júbilo el padre del justo, alégrense tu padre y tu madre, y regocíjense la que te dio a luz.



Oración Colecta


Señor nuestro Jesucristo, que sujeto a María y a José, consagraste la vida de familia con inefables virtudes; haz que, con el auxilio de ambos, nos instruyamos con los ejemplos de tu Sagrada Familia, y alcancemos su eterna compañía. Tú que vives y reinas con Dios Padre en la Unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos.


 


Epístola, San Pablo a los Colosenses 3,12-17


Hermanos: Revestíos, como escogidos que sois de Dios, santos y amados, de entrañas de compasión, de bondad, humildad, mansedumbre y longanimidad, sufriéndoos los unos a los otros, y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor os ha perdonado, así habéis de hacerlo también vosotros. Pero, sobre todo, tened caridad, que es vínculo de perfección.  Y la paz de Cristo reine en vuestros corazones, a la cual fuisteis asimismo llamados en un solo cuerpo: sed agradecidos. La palabra de Cristo more abundantemente entre vosotros, con toda sabiduría, enseñándoos y animándoos unos a otros con salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando de corazón, con gracia, las alabanzas de Dios. Cuanto dijereis o hiciereis, hacedlo en nombre de nuestro Señor Jesucristo, dando gracias por él a Dios Padre.


 


Gradual, Salmo 26,4: Salmo 83, 5


Una sola cosa pido al Señor y deseo ardientemente: morar en la casa del Señor toda mi vida. Felices, Señor, los que habitan en tu casa; por los siglos de los siglos te alabarán.


 


Aleluya, Isaías 45,15


Aleluya, aleluya. Verdaderamente eres un Dios escondido, el Dios de Israel, el Salvador. Aleluya.


 


Evangelio según san Lucas II, 42-52


Cuando tuvo Jesús doce años, subieron sus padres a Jerusalén, según la costumbre del día de la fiesta; y acabados aquellos días, cuando volvían, quedóse el niño Jesús en Jerusalén sin que sus padres lo advirtieran. Y, creyendo que estaba con los de la caravana, hicieron una jornada de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos. Mas, al no hallarlo, regresaron a Jerusalén en su busca. Al cabo de tres días le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores, oyéndolos y preguntándoles. Todos cuantos le oían se pasmaban de su sabiduría y de sus respuestas. Y al verle, se admiraron. Y su madre le dijo: Hijo, ¿por qué te has portado así con nosotros? Mira como tu padre y yo te buscábamos angustiados. Y les respondió: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que debo ocuparme en las cosas que son de mi Padre? Más ellos no entendieron lo que les habló. Y bajó con ellos y vino a Nazaret; y les estaba sujeto. Y su madre conservaba fielmente todos estos recuerdos en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios y de los hombres.


 


Ofertorio, San Lucas 2,22


Sus padres llevaron a Jesús a Jerusalén, para presentarle al Señor.


                                                             


                                                                    Secreta


Te ofrecemos, Señor, la hostia de reconciliación, suplicándote humildemente que, por intercesión de la Virgen, madre de Dios, y de San José, establezcas solidamente nuestras familias en tu paz y gracia. Por el mismo Señor nuestro Jesucristo.




Prefacio de Epifanía.



En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, pues tu unigénito Hijo, apareciendo en la condición de nuestra mortalidad, nos ha regenerado con la nueva luz de su inmortalidad; y por eso, con los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos y las Dominaciones, y con toda la milicia del ejército celestial, cantamos un himno a tu gloria, diciendo sin cesar:

 


Comunión,  San Lucas 2,51


Bajó Jesús con ellos, y vino a Nazaret, y les estaba sujeto.




Poscomunión.


Haz, Señor, Jesús, que aquéllos a quienes has confortado con celestiales sacramentos, imiten continuamente los ejemplos de la santa Familia, para que en la hora de nuestra muerte, saliéndonos al encuentro la gloriosa Virgen, tu Madre, y San José, merezcamos ser recibidos en los eternos tabernáculos: Tu que vives y reinas.


 

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