sábado, 31 de diciembre de 2022

CATEQUESIS SOBRE EL HIMNO TE DEUM

 


Esta última entrada del 2022 la vamos a dedicar a una  catequesis litúrgica sobre el himno Te Deum. 

El himno Te Deum  es uno de los primeros himnos cristianos, tradicional de acción de gracias. Suele ser entonado en momentos de celebración. El himno continúa siendo regularmente utilizado por la Iglesia católica, en las Maitines encuadrado en el Oficio Divino. También se suele entonar en las Misas celebradas en ocasiones especiales como en las ceremonias de canonización, de ordenaciones presbiterales y episcopales,  proclamaciones de dogmas...,. Tradicionalmente los cardenales lo entonan tras la elección de un Papa. Posteriormente, los fieles de todo el mundo para agradecer por el nuevo Papa, se canta este himno en las catedrales.

En lo concerniente a su uso litúrgico dentro del Oficio Divino, las rúbricas generales  del Breviario Romano dirige la recitación del Te Deum al final de maitines:

- En todas las fiestas a lo largo del año, tanto de nueve como de tres lecturas, y a lo largo de sus octavas. Se dice en el día de la octava de la fiesta de los Santos Inocentes, pero no en la fiesta misma a menos que caiga en domingo; (
-En todos los domingos desde Pascua (inclusive) hasta Adviento (exclusivamente) y de Navidad (inclusive) a Septuagésima (exclusivamente); 
- En todos los días de feria durante el tiempo de Pascua (a saber, desde el domingo inferior hasta el Día de la Ascensión) excepto el lunes de Rogativas. En aras de mayor claridad, las rúbricas añaden que no se dice en los domingos de Adviento, o desde Septuagésima al Domingo de Ramos inclusive, o en días de feria fuera del tiempo de Pascua. 

Se recita inmediatamente después de la última lectura, y por consiguiente reemplaza al tercer o noveno responsorio según sea el caso; pero en los días que no se dice, es sustituido por el responsorio. El Te Deum es seguido inmediatamente por laudes, excepto en el Día de Navidad (cuando es seguido por la oración, y ésta es la Misa). En general,puede decirse que el Te Deum sigue la misma rúbrica que el Gloria in Excelsis Deo en la Misa.

Compuesto originalmente en latín, el nombre se debe a que así empieza su primer verso. Se suele denominar también "Himno Ambrosiano" pues, tradicionalmente lo compusieron en común San Ambrosio de Milán y San Agustín de Hipona: en el año 387, cuando San Agustín recibió el bautismo de manos de San Ambrosio, este último, movido por el Espíritu Santo, improvisó el himno y Agustín iba respondiendo a sus versos. Empero, estudios recientes han verificado que el Te Deum en realidad fue escrito en el siglo IV por Aniceto de Remesiana.​

Por tanto, su origen se remonta probablemente a la primera mitad del siglo IV. En su forma actual se encuentra por primera vez en el "Antiphonarium Benchorense" de Bangor (Irlanda del Norte), que se debe fechar alrededor del año 690. Desde el siglo IX, se han conocido también diversas traducciones. 
Para acabar, os pongo un video con el canto del Te Deum, así como la letra en latín y castellano




EN LATÍNEN CASTELLANO 
Te Deum laudamus:A ti, oh Dios, te alabamos,
te Dominum confitemur.a ti, Señor, te reconocemos.
Te aeternum PatremA ti, eterno Padre,
omnis terra veneratur.te venera toda la creación.
Tibi omnes Angeli;Los ángeles todos,
tibi caeli et universae Potestates;los cielos y todas las potestades te honran.
Tibi Cherubim et SeraphimLos querubines y serafines
incessabili voce proclamant:te cantan sin cesar:
Sanctus, Sanctus, Sanctus, DominusSanto, Santo, Santo es el Señor,
Deus Sabaoth.Dios del Universo.
Pleni sunt caeli et terraLos cielos y la tierra están llenos
maiestatis gloriae tuae.de la majestad de tu gloria.
Te gloriosus Apostolorum chorus,A ti te ensalza el glorioso coro de los Apóstoles,
Te Prophetarum laudabilis numerus,la multitud admirable de los profetas,
Te Martyrum candidatus laudat exercitus.el blanco ejército de los mártires.
Te per orbem terrarum sancta confitetur Ecclesia,A ti la Iglesia santa, extendida por toda la tierra, te proclama:
Patrem inmmensae maiestatis:Padre de inmensa majestad,
Venerandum tuum verum et unicum Filium;Hijo único y verdadero, digno de adoración,
Sanctum quoque Paraclitum Spiritum.Espíritu Santo, Defensor.
Tu Rex gloriae, Christe.Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tu Patris sempiternus es Filius.Tú eres el Hijo único del Padre.
Tu ad liberandum suscepturus hominem,Tú para liberar al hombre, aceptaste la condición humana
non horruisti Virginis uterum.sin desdeñar el seno de la Virgen
Tu, devicto mortis aculeo,tú, rotas las cadenas de la muerte,
aperuisti credentibus regna caelorum.abriste a los creyentes el Reino del Cielo.
Tu ad dexteram Dei sedes, in gloria Patris.Tú te sientas a la derecha de Dios en la gloria del Padre.
Index crederis esse venturus.Creemos que un día has de venir como juez.
Te ergo quaesumus, tuis famulis subveni:Te rogamos, pues que vengas en ayuda de tus siervos,
quos pretioso sanguine redemisti.a quienes redimiste con tu preciosa Sangre.
Aeterna fac cum sanctis tuis in gloria numerari.Haz que en la gloria eterna nos asociemos a tus santos
V. Salvum fac populum tuum, DomineV. Salva a tu pueblo, Señor,
et benedic hereditati tuae.y bendice tu heredad.
R. Et rege eos, et extolle illos usque in aeternum.R. Sé su pastor y ensálzalo eternamente.
V. Per singulos dies benedicimus te.V. Día tras día te bendecimos
R. Et laudamus nomen tuum in saeculum,R. y alabamos tu nombre para siempre,
et in saeculum saeculi.por eternidad de eternidades.
V. Dignare, Domine, die istoV. Dígnate, Señor en este día
sine peccato nos custodire.guardarnos del pecado.
R. Miserere nostri, Domine, miserere nostri.R. Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros.
V. Fiat misericordia tua, Domine,V. Que tu misericordia, Señor,
super nos, quem ad modum speravimus in te.venga sobre nosotros, como lo esperamos de Ti.
R. In te, Domine, speravi:En ti, Señor, confié
non confundar in aeternum.no me veré defraudado para siempre.




BENDECIDO AÑO 2023

 



Quiero desear a todos los lectores de este blog, así como a todos mis amigos y bienhechores un Bendecido y Año Santo del Señor 2023. Que Nuestro Señor Jesucristo, Señor y Juez de la Historia traiga paz, prosperidad, muchas bendiciones celestiales  y aumente nuestra fe, esperanza y caridad. En este ultimo día del año 2022, os insto a dar gracias a Dios por todos los beneficios y éxitos obtenidos y  a encomendarle el siguiente año que entra, para ello, os exhorto a ir a visitarle en el Santísimo Sacramento del Altar si eso os fuera posible. Así pues, también recomiendo también rezar el Santo Rosario para pedir la intercesión de la Santísima Virgen María, Madre de Dios y Madre Nuestra. Para acabar solo volveros a decir,  a vosotras almas piadosas que tenéis a bien de leer este blog,  que tengáis un feliz 2023 y que lo paséis santamente, en unión con la familia y que no os falte la Gracia y la Paz  de Nuestro Señor Jesucristo.

FELICITER ANNUS DOMINI MMXXIII!  VIVAT CHRISTUS REX!







PROPIOS DE LA MISA DE LA FERIA VII DE NAVIDAD CON CONMEMORACIÓN DE SAN SILVESTRE, PAPA Y CONFESOR

 



31 de diciembre
VII FERIA DESPUÉS DE LA
NATIVIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
II clase, blanco 
Gloria. Credo. Prefacio de Navidad. Comunicantes propios

Conmemoración de San Silvestre, papa y confesor


EXPLICACIÓN DE LA LITURGIA DEL DÍA 

Augusto, señor del mundo, había ordenado un censo general y preparó así sin saberlo el cumplimiento de las profecías; María y José debieron trasladarse a Belén. Carentes de un techo hospitalario, se retiraron a una gruta que albergaba a un buey. ¡Allí fue donde nació el verdadero Señor del mundo!

Envuelto en pobres pañales y acostado en un pesebre de piedra sobre un poco de paja, no fue calentado sino por el amor materno y paterno y por el aliento del buey de los pastores y el asno de los pobres viajeros. A estos homenajes se asoció toda la creación espiritual y material: los ángeles del cielo anunciaron al Salvador, primero al pueblo de. Dios ya los humildes en la persona de los pastores, que acudieron a la gruta; después, una estrella misteriosa llevó a ella a los magos, primicias de la gentilidad y de los grandes. Toda la tierra estaba entonces convidada a entrar en el divino redil. ¡Gloria a Dios y paz a los hombres!


ELOGIO DEL MARTIROLOGIO ROMANO

San Silvestre I, papa, que piadosamente rigió la Iglesia durante muchos años, período en el cual el emperador Constantino Augusto construyó basílicas venerables, y el Concilio de Nicea aclamó a Cristo como Hijo de Dios. En este día su cuerpo fue enterrado en Roma, en el cementerio de Priscila († 335).


A continuación os ofrecemos los propios de la Santa Misa



INTROITO Isaías 9,6. Salmo 97,1

Puer natus est nobis, et filius datus est nobis: cujus impérium super húmerum ejus: et vocábitur nomen ejus, magni consílii Angelus. V/. Cantáte Dómino cánticum novum, quia mirabília fecit. V/. Glória Patri et Filio et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amén


COLECTA

Concéde, quaésumus, omnípotens Deus: ut nos Unigéniti tui nova per carnem Natívitas líberet: quos sub peccáti jugo vetústa sérvitus tenet. Per eúmdem Dóminum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.


Conmemoración de San Silvestre, papa y confesor

Gregem tuum, Pastor ætérne, placátus inténde: et, per beátum Sylvester Summum Pontíficem, perpétua protectióne custódi; quem totíus Ecclésiæ præstitísti esse pastórem.Per Dóminum nostrum Iesum Christum, Fílium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti Deus, per ómnia sǽcula sæculórum. Amen.



EPÍSTOLA, Tito 3, 4-7

Lección de la carta del Apóstol san Pablo a Tito


Carísimo: Cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor al hombre, no por las obras de justicia que hubiéramos hecho nosotros, sino, según su propia misericordia, nos salvó por el baño del nuevo nacimiento y de la renovación del Espíritu Santo, que derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador, para que, justificados por su gracia, seamos, en esperanza, herederos de la vida eterna.



GRADUAL Salmo 97, 3-4. 2.

Viderunt omnes fines terræ salutáre Dei nostri: jubiláte Deo, omnis terra. V/. Notum fecit Dóminus salutáre suum: ante conspéctum géntium revelávit justítiam suam.




ALELUYA

Alleluia, Allelúia. V/. Dies sanctificátus illúxit nobis: veníte, gentes, et adoráte Dóminum: quia hódie descéndit lux magna super terram. Allelúia.



EVANGELIO  Lucas 2, 15-20

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas

En aquel tiempo, sucedió que, cuando los ángeles se marcharon al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha comunicado». Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. 


Se dice Credo


OFERTORIO Salmo 88, 12.15

Tui sunt cæli, et tua est terra: orbem terrárum, et plenitúdenem ejus tu fundásti: justítia et judícium præparátio sedis tuæ.


SECRETA

Obláta, Dómine, múnera, nova Unigéniti tui Nativitáte sanctífica: nosque a peccatórum nostrórum máculis emúnda. Per eúmdem Dóminum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus,


Conmemoración de San Silvestre, papa y confesor


Oblátis munéribus, quǽsumus, Dómine, Ecclésiam tuam benígnus illúmina: ut, et gregis tui profíciat ubique succéssus, et grati fiant nómini tuo, te gubernánte, pastóres. Per Dóminum nostrum Iesum Christum, Fílium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti Deus, per ómnia sǽcula sæculórum. Amen.



PREFACIO DE LA NAVIDAD

V. Dóminus vobíscum.

R. Et cum spíritu tuo.

V. Sursum corda.

R. Habémus ad Dóminum.

V. Grátias agámus Dómino, Deo nostro.

R. Dignum et iustum est.


Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Quia per incarnáti Verbi mystérium, nova mentis nostræ óculis lux tuæ claritátis infúlsit: ut dum visibíliter Deum cognóscimus, per hunc in invisibílium amórem rapiámur. Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia cæléstis exércitus, hymnum glóriæ tuæ cánimus, sine fine dicéntes:





COMUNICANTES PROPIO

Communicántes, et diem sacratíssimum celebrántes, qua beátæ Maríæ intemeráta virgínitas huic mundo édidit Salvatórem: sed et memóriam venerántes, in primis ejúsdem gloriósæ semper Vírginis Maríæ, Genetrícis ejúsdem Dei et Dómini nostri Iesu Christi:

 

COMUNIÓN Salmo 97, 3

Vidérunt omnes fines terræ salutáre Dei nostri



POSCOMUNIÓN

Praesta, quaésumus, omnípotens Deus: ut natus hódie Salvátor mundi, sicut divínæ nobis generatiónis est auctor; ita et immortalitátis sit ipse largítor. Qui tecum vivit et regnat in unitate Spritus Sancti Deus, per omnia saecula saeculorum. Amén.


Conmemoración de San Silvestre, papa y confesor


Refectióne sancta enutrítam gubérna, quǽsumus, Dómine, tuam placátus Ecclésiam: ut, poténti moderatióne dirécta, et increménta libertátis accípiat et in religiónis integritáte persístat. Per Dóminum nostrum Iesum Christum, Fílium tuum: qui tecum vivit et regnat in unitáte Spíritus Sancti Deus, per ómnia sǽcula sæculórum. Amen.



viernes, 30 de diciembre de 2022

PROPIOS DE LA MISA DE LA FERIA VI DE NAVIDAD

 



30 de diciembre
VI FERIA DESPUÉS DE LA
NATIVIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
II clase, blanco 
Gloria. Credo. Prefacio de Navidad. Comunicantes propios



EXPLICACIÓN DE LA LITURGIA DEL DÍA 

Augusto, señor del mundo, había ordenado un censo general y preparó así sin saberlo el cumplimiento de las profecías; María y José debieron trasladarse a Belén. Carentes de un techo hospitalario, se retiraron a una gruta que albergaba a un buey. ¡Allí fue donde nació el verdadero Señor del mundo!

Envuelto en pobres pañales y acostado en un pesebre de piedra sobre un poco de paja, no fue calentado sino por el amor materno y paterno y por el aliento del buey de los pastores y el asno de los pobres viajeros. A estos homenajes se asoció toda la creación espiritual y material: los ángeles del cielo anunciaron al Salvador, primero al pueblo de. Dios ya los humildes en la persona de los pastores, que acudieron a la gruta; después, una estrella misteriosa llevó a ella a los magos, primicias de la gentilidad y de los grandes. Toda la tierra estaba entonces convidada a entrar en el divino redil. ¡Gloria a Dios y paz a los hombres!


A continuación os ofrecemos los propios de la Santa Misa




INTROITO Isaías 9,6. Salmo 97,1

Puer natus est nobis, et filius datus est nobis: cujus impérium super húmerum ejus: et vocábitur nomen ejus, magni consílii Angelus. V/. Cantáte Dómino cánticum novum, quia mirabília fecit. V/. Glória Patri et Filio et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amén


COLECTA

Concéde, quaésumus, omnípotens Deus: ut nos Unigéniti tui nova per carnem Natívitas líberet: quos sub peccáti jugo vetústa sérvitus tenet. Per eúmdem Dóminum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.



EPÍSTOLA, Tito 3, 4-7

Lección de la carta del Apóstol san Pablo a Tito


Carísimo: Cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor al hombre, no por las obras de justicia que hubiéramos hecho nosotros, sino, según su propia misericordia, nos salvó por el baño del nuevo nacimiento y de la renovación del Espíritu Santo, que derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador, para que, justificados por su gracia, seamos, en esperanza, herederos de la vida eterna.



GRADUAL Salmo 97, 3-4. 2.

Viderunt omnes fines terræ salutáre Dei nostri: jubiláte Deo, omnis terra. V/. Notum fecit Dóminus salutáre suum: ante conspéctum géntium revelávit justítiam suam.




ALELUYA

Alleluia, Allelúia. V/. Dies sanctificátus illúxit nobis: veníte, gentes, et adoráte Dóminum: quia hódie descéndit lux magna super terram. Allelúia.



EVANGELIO  Lucas 2, 15-20

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas

En aquel tiempo, sucedió que, cuando los ángeles se marcharon al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha comunicado». Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho. 


Se dice Credo


OFERTORIO Salmo 88, 12.15

Tui sunt cæli, et tua est terra: orbem terrárum, et plenitúdenem ejus tu fundásti: justítia et judícium præparátio sedis tuæ.


SECRETA

Obláta, Dómine, múnera, nova Unigéniti tui Nativitáte sanctífica: nosque a peccatórum nostrórum máculis emúnda. Per eúmdem Dóminum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus,



PREFACIO DE LA NAVIDAD

V. Dóminus vobíscum.

R. Et cum spíritu tuo.

V. Sursum corda.

R. Habémus ad Dóminum.

V. Grátias agámus Dómino, Deo nostro.

R. Dignum et iustum est.


Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Quia per incarnáti Verbi mystérium, nova mentis nostræ óculis lux tuæ claritátis infúlsit: ut dum visibíliter Deum cognóscimus, per hunc in invisibílium amórem rapiámur. Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia cæléstis exércitus, hymnum glóriæ tuæ cánimus, sine fine dicéntes:





COMUNICANTES PROPIO

Communicántes, et diem sacratíssimum celebrántes, qua beátæ Maríæ intemeráta virgínitas huic mundo édidit Salvatórem: sed et memóriam venerántes, in primis ejúsdem gloriósæ semper Vírginis Maríæ, Genetrícis ejúsdem Dei et Dómini nostri Iesu Christi:

 

COMUNIÓN Salmo 97, 3

Vidérunt omnes fines terræ salutáre Dei nostri



POSCOMUNIÓN

Praesta, quaésumus, omnípotens Deus: ut natus hódie Salvátor mundi, sicut divínæ nobis generatiónis est auctor; ita et immortalitátis sit ipse largítor. Qui tecum vivit et regnat in unitate Spritus Sancti Deus, per omnia saecula saeculorum. Amén.


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jueves, 29 de diciembre de 2022

CATEQUESIS LITÚRGICA SOBRE LA NAVIDAD (I): HISTORIA DE LA NAVIDAD

 



A continuación os ofrezco esta catequesis litúrgica sobre este tiempo de Adviento de la mano del liturgista benedictino dom Prospero Gueranger.


CATEQUESIS LITÚRGICA DE NAVIDAD: HISTORIA DE LA NAVIDAD.


Damos el nombre de Tiempo de Navidad al período de cuarenta días que va desde la Natividad de nuestro Señor, el 25 de Diciembre, hasta la Purificación de la Santísima Virgen, el 2 de febrero. Este período forma, en el Año litúrgico, un conjunto especial, como el Adviento, la Cuaresma, el Tiempo Pascual, etc.; por todo este tiempo campea la idea del mismo misterio, de suerte, que ni las fiestas de los Santos que ocurren durante esta temporada, ni la llegada bastante frecuente de la Septuagésima con sus tonos sombríos, son capaces de distraer a la Iglesia del inmenso gozo que la anunciaron los Angeles en esa noche radiante, durante tanto tiempo esperada por el género humano, y cuya conmemoración litúrgica ha sido precedida de las cuatro semanas que forman el Adviento.

La costumbre de celebrar con cuarenta días festivos o de especial memoria la solemnidad del Nacimiento del Salvador, se halla enraizada en el mismo santo Evangelio, el cual nos dice que la virginal María, pasados cuarenta dias en la contemplación del suavísimo fruto de su gloriosa maternidad, se dirigió al templo para cumplir, con perfectísima humildad, todo lo que la ley ordenaba a las mujeres de Israel después de haber sido madres.

Por consiguiente, la conmemoración de la Purificación de María está íntimamente unida a la del Nacimiento del Salvador; y la costumbre de celebrar esta santa y festiva cuarentena parece ser de una remota antigüedad en la Iglesia. En primer lugar, por lo que se refiere a la celebración de la Natividad del Salvador en el 25 de diciembre, San Juan Crisóstomo, en su Homilía sobre esta fiesta, opina que los Occidentales la habían celebrado en esa fecha desde el principio. Incluso se detiene a justificar esta tradición, haciendo notar que la Iglesia romana había tenido todos los medios de conocer el día verdadero del nacimiento del Salvador, ya que las actas del censo ordenado por Augusto de Judea se conservaban en los archivos públicos de Roma. El santo Doctor propone un segundo argumento, sacado del Evangelio de San Lucas, haciendo notar que, según el sagrado escritor, dejó ser en el ayuno del mes de setiembre, cuando el sacerdote Zacarías tuvo en el templo la visión a raíz de la cual su esposa Isabel concibió a San Juan Bautista: de donde se sigue que, habiendo la Santísima Virgen, según el relato de San Lucas, recibido la visita del Arcángel Gabriel, y concebido al Salvador del mundo en el sexto mes después del embarazo de Isabel, o sea, en Marzo, debía dar a luz en el mes de diciembre. (El documento más antiguo que nos permite afirmar que la fiesta de Navidad era celebrada desde el año 336 en el día 25 de diciembre, es el calendario filocaliano compuesto en 354. Efectivamente, fue poco después del concilio de Nicea (325) cuando la Iglesia romana instituyó una fiesta en conmemoración del Nacimiento del Salvador. Aunque los historiadores modernos están de acuerdo en decir que las fechas del 25 de diciembre y del 6 de enero no se apoyan en una tradición histórica, es muy legitimo creer que la Iglesia las ha escogido por algún motivo serlo)

No obstante eso, las Iglesias orientales no comenzaron a celebrar la Natividad de Nuestro Señor en el mes de diciembre hasta el siglo cuarto. Hasta entonces la habían celebrado, bien el 6 de enero, mezclándola bajo el nombre genérico de Epifanía con la Manifestación del Salvador a los Gentiles; bien el 25 del mes Pachón (15 de mayo) o el 25 del mes Pharmuth (20 de abril), si hemos de creer a Clemente de Alejandría. San Juan Crisóstomo afirma, en la Homilía que acabamos de citar y que pronunció en 386, que la costumbre de celebrar con la Iglesia romana el Nacimiento del Salvador el 25 de diciembre, databa solamente de diez años atrás en la Iglesia de Antioquía. Parece que este cambio fué ordenado por la autoridad de la Santa Sede, a la que vino a añadirse al final del siglo cuarto un edicto de los emperadores Teodosio y Valentianiano, prescribiendo la separación de las dos fiestas de la Natividad y de la Epifanía. La práctica de celebrar el 6 de enero este doble misterio solamente se ha conservado en la Iglesia cismática de Armenia; sin duda porque este país era independiente de la autoridad imperial y además el cisma y la herejía le sustrajeron a la influencia de Roma (Tampoco Jerusalén conoció más fiesta que la del 6 de enero hasta fines del siglo IV).

Los Griegos hacen también frecuentes Memorias de la maternidad de María en sus Oficios de todo este tiempo; pero sobre todo guardan una veneración particular a los doce dias que trascurren entre la fiesta de Navidad y la de Epifanía, período designado en su Liturgia con el nombre de Dodecameron. Durante este tiempo no observan ninguna abstinencia de carnes; incluso los Emperadores de Oriente hablan establecido que, por respeto a tan excelso misterio, estuviesen prohibidos los trabajos serviles y aun el ejercicio de los Tribunales hasta después del día 6 de enero. Estas son las características históricas y los hechos positivos que contribuyen a crear el distintivo de esta segunda parte del Año litúrgico que conocemos con el nombre de Tiempo de Navidad. El capítulo siguiente tratará de desarrollar las ideas místicas de la Iglesia en este período tan querido a la piedad de sus hijos.
La fiesta de la Purificación de la Santísima Virgen, que cierra el ciclo de Navidad, es una de las cuatro fiestas de María más antiguas: es posible que, por tener su origen en el mismo relato evangélico, fuese ya celebrada en los primeros siglos del Cristianismo. De todos modos, en la Iglesia oriental, no la vemos establecida definitivamente el 2 de febrero hasta el siglo sexto, bajo el emperador Justiniano (Los últimos trabajos de los Llturglstas han demostrado que esta fiesta comenzó a celebrarse en Jerusalén, no el 2 de febrero, como lo fué más tarde en Roma, sino el 14 de febrero, cuarenta días después de la fiesta de Navidad que los Orientales celebraban el 6 de enero. La Peregrinatio Sy¡- viae (hacia el año 400) hace notar que esta fiesta era celebrada en 380 en Belén y Jerusalén, en la basílica de la Anástasls, y con la misma solemnidad que la de Pascua. La Crónica de Teófanes nos dice que fué Introducida en Constantlnopla entre 534 y 542 y celebrada el 2 de febrero. De allí pasó a Roma. El Líber Pontificalis señala que Sergio (687-701) Instituyó una letanía para las cuatro fiestas de Nuestra Señora {Purificación, Dormlclón, Natividad y Anunciación), de donde se deduce que ya existían, sin que se pueda saber desde cuándo)

Si pasamos ahora a examinar el carácter del Tiempo de Navidad en la Liturgia latina, tenemos que reconocer que es un tiempo dedicado de una manera especial al júbilo que procura a la Iglesia la venida del Verbo divino en carne, y consagrado particularmente a felicitar a la Santísima Virgen por la gloria de su maternidad.

Esta doble idea de un Dios niño y de una Madre virgen se halla expresada de un modo continuo en las oraciones y ritos litúrgicos.

Así, por ejemplo, los Domingos y todas las tiestas que no son de rito doble durante todo el curso de esta festiva cuarentena, la Iglesia hace memoria de la fecunda virginidad de la Madre de Dios, por medio de tres Oraciones especiales que dice en la celebración del santo Sacrificio. Estos mismos días, en los Oficios de Laudes y Vísperas, solicita el sufragio de María, poniendo de relieve su calidad de Madre de Dios y la inviolable pureza que permaneció en ella, aún después de su alumbramiento. Finalmente, hasta el mismo día de la Purificación continúa con la costumbre de terminar todos sus Oficios con la solemne antífona del monje Hernán Contracto, en loor de la Madre del Redentor.

Tales son las demostraciones de amor y veneración con las que la Iglesia, honrando al Hijo en la Madre, exterioriza su religiosa alegría durante este período del Año litúrgico que conocemos con el nombre de Tiempo de Navidad.

Ya saben todos que el Calendario eclesiástico llega a contar seis semanas después de Epifanía, para los años en que la fiesta de Pascua se retrasa hasta el mes de abril. La cuarentena de Navidad a la Purificación cuenta a veces con cuatro de estos domingos. Otras veces solamente dos, y algunas uno sólo, cuando en ciertos años se anticipa de tal modo la Pascua, que obliga a celebrar en enero el domingo de Septuagésima, y aun el de Sexagésima. A pesar de todo, y como hemos dicho, nada se cambia en los ritos de esta alegre cuarentena, fuera del color morado y la omisión del Himno angélico en los domingos que preceden a la Cuaresma.

Aunque la Santa Iglesia venera con particular devoción, durante todo el curso del Tiempo de Navidad, el misterio de la Infancia del Salvador, el curso del Calendario, que aun en los años en que la fiesta de Pascua viene más atrasada, ofrece menos de seis meses para la celebración de toda la obra redentora, o sea desde Navidad a Pentecostés obliga a la Iglesia a anticipar en las lecturas del Evangelio, acontecimientos de la vida pública de Cristo; pero la Iglesia continúa recordándonos los encantos del divino Infante y la gloria única de su Madre, hasta el día en que vaya a presentarse en el Templo.