sábado, 10 de diciembre de 2022

MEDITACIÓN PARA EL SÁBADO DE LA SEGUNDA SEMANA DE ADVIENTO: "¡Oh Señor!, tú eres mi Dios, yo te ensalzaré y alabaré tu nombre; porque ha realizado proyectos maravillosos, realmente verdaderos desde antiguo." (Isaías 25,1)

 



"¡Oh Señor!, tú eres mi Dios, yo te ensalzaré y alabaré tu nombre; porque ha realizado proyectos maravillosos, realmente verdaderos desde antiguo.

Has hecho de la ciudad un montón de escombros, y una ruina de la ciudad fuerte. La ciudadela de los malvados no es ya una ciudad; Jamás será reconstruida. Por eso un pueblo fuerte te ensalzará. Porque eres un asilo para el débil, un refugio para el pobre en sus apuros, un abrigo contra la tempestad y una sombra contra el calor.

El Señor de los ejércitos dispondrá para todos los pueblos sobre este monte un festín de ricas viandas, un festín de buenos vinos, de carnes grasas y de claros vinos. Sobre este monte se descorrer el velo que oculta a todos los pueblos, el telón que cubre a las naciones; ahuyentará a la muerte para siempre. El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los semblantes. Hará desaparecer el oprobio de su pueblo hasta los confines de la tierra; porque el Señor lo ha dicho. Y se dirá aquel día: He ahí nuestro Dios, el que esperábamos para ser salvados; ¡he ahí el Señor que aguardábamos, saltemos de gozo, alegrémonos por su ayuda!" (Isaías, XXV, 1-4, 6-9.)


Dentro de poco va a aparecer el triunfador de la muerte. Preparemos, pues, el camino del Señor para darle digna acogida; y en esta labor de preparación, acudamos al auxilio de María. A ella está dedicada este día del sábado; por consiguiente, en él nos ha de prestar más complaciente su ayuda. Contemplemosla llena de gracia, llevando dentro de sí al que también deseamos llevarnos. Si la preguntamos cómo se ha hecho digna de una distinción tan alta, nos dirá que en Ella se ha cumplido sencillamente la Profecía que la Iglesia repite con frecuencia en el Adviento: Todo valle será lleno.

La Humildad de María fue el valle bendito del Señor; valle húmedo y fértil, donde Dios puso la semilla del trigo divino, Jesús Salvador nuestro, porque está escrito en el Salmo que los valles serán abundantes en trigo (64, 14). ¡Oh María, con tu humildad ha atraído las miradas de tu Creador! Si, desde el cielo donde mora, hubiera visto una virgen más humilde en su amor, la habría escogido con preferencia a ti: pero fuiste tú quien conquistaste su corazón, ¡oh divino valle siempre verde y esmaltado con la flor de las virtudes! ¿Qué haremos, nosotros, pecadores, colinas altaneras? Necesario es que nos humillemos, por amor y agradecimiento, delante del Dios que se humilla a sí mismo. Alcánzanos ¡oh María! esta gracia. Haz que en adelante digamos siempre a la voluntad de Dios nuestro Señor lo que tú dijiste: He aquí los esclavos del Señor;

 



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