domingo, 4 de diciembre de 2022

PROPIOS DE LA SANTA MISA DEL SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO

 



II DOMINGO DE ADVIENTO

I clase, morado

Se omite el Gloria. Credo. 

Prefacio de la Santísima Trinidad.

Estación en Santa Cruz de Jerusalén

 

EXPLICACIÓN DE LA LITURGIA DEL DÍA 

Estamos ya en pleno Adviento, o por mejor decir, en franca expectativa de la venida del Salvador del mundo. La Iglesia quiere hoy elevarnos, para que alcancemos a ver al que avanza hacia nosotros con dulce y suave majestad. La ausencia de pecado y un deseo cada vez más ardiente de llegar a Belén, acompañando a José y a María que viajan escoltados de ángeles hacia Jerusalén, será nuestra mejor disposición para este domingo y para la semana que con él empezamos. Además del Mesías, a quien anuncian, dos grandes profetas iluminan la liturgia de este domingo: Isaías y Juan Bautista. Isaías es el profeta por excelencia del advenimiento mesiánico. La Iglesia nos hace oír su voz en el Introito; voz que resuena en la Epístola y el Evangelio, en que Cristo y san Pablo se refieren a lo que él había dicho. El propio san Juan Bautista, el último de los profetas y el inmediato precursor de Cristo, alegaba la palabra de Isaías. Su lugar en la liturgia del Adviento desborda ampliamente este segundo domingo. No hay día en que no nos haga leer la Iglesia en maitines algún pasaje de sus profecías; de él se toman las lecturas de los tres días de Témporas, y en la noche de Navidad son sus palabras las que cantarán, en el Emmanuel nacido de la Virgen, las grandezas divinas del Príncipe de la Paz. Dos enseñanzas principales nos proporciona la misa de hoy: Jesús es el Mesías de los «pobres», de todos aquéllos que, conscientes de su miseria, recurren a El (Evangelio). Es también el Salvador, tanto de los paganos como de los judíos; en adelante, el pueblo de Sión será la Iglesia abierta de par en par a todas las naciones de la tierra (Epístola).


A continuación os ofrecemos los propios de la Santa Misa 


INTROITO Isaías 30, 30. Salmo 79, 2.

PÓPULUS SION, ecce Dóminus vénit ad salvándas gentes: et audítam fáciet Dóminus glóriam vocis suæ in lætítia cordis vestri. V/. Qui regis Israël, inténde qui dedúcis velut ovem, Joseph.  V/.  Glória Patri et Filio et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amén.


No se dice el Gloria


COLECTA

EXCITA, Dómine, corda nostra ad præparándas Unigéniti tui vias: ut per ejus advéntum, purificátis tibi méntibus servíre mereámur. Qui tecum vivit et regnat, in unitate Spíritus Sancti Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.


EPÍSTOLA Romanos 15, 4-13

Lección de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos.

Hermanos: Todo lo que se escribió en el pasado, se escribió para enseñanza nuestra, a fin de que a través de nuestra paciencia y del consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza. Que el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener entre vosotros los mismos sentimientos, según Cristo Jesús; de este modo, unánimes, a una voz, glorificaréis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Por eso, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios. Es decir, Cristo se hizo servidor de la circuncisión en atención a la fidelidad de Dios, para llevar a cumplimiento las promesas hechas a los patriarcas y, en cuanto a los gentiles, para que glorifiquen a Dios por su misericordia; como está escrito: Por esto te alabaré entre los gentiles y cantaré para tu nombre. Y en otro lugar: Regocijaos, gentiles, junto con su pueblo. Y además: Alabad al Señor todos los gentiles, proclamadlo todos los pueblos. E Isaías vuelve a decir: Aparecerá el retoño de Jesé y el que se levanta para dominar a los gentiles; en él esperarán los gentiles. Que el Dios de la esperanza os colme de alegría y de paz viviendo vuestra fe, para que desbordéis de esperanza por la fuerza del Espíritu Santo.


GRADUAL Salmo 49, 2-3. 5

EX SION spécies decóris ejus: Deus maniféste vénit. V/. Congregáte illi sanctos ejus, qui ordinavérunt testaméntum ejus super sacrifícia.



ALELUYA Salmo 121, 1
ALLELÚJA, ALLELÚJA. V/. Lætátus sum in his, quæ dicta sunt mihi: in domum Dómini ibimus. Allelúja.


EVANGELIO Mateo 11, 2-10

Continuación del Santo Evangelio según San Mateo

En aquel tiempo: Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?». Jesús les respondió: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!». Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: «¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito: “Yo envío a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti”

Se dice Credo


OFERTORIO Salmo 87, 7-8
DEUS, tu convérsus vivificábis nos, et plebs tua lætábitur in te: osténde nobis, Dómine, misericórdiam tuam, et salutáre tuum da nobis.


SECRETA
PLACÁRE, QUǼSUMUS, Dómine, humilitátis nostræ précibus et hóstiis: et ubi nulla súppetunt suffrágia meritórum, tuis nobis succúrre præsídiis. Per Dóminum nostrum Iesum Christum, qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti Deus


PREFACIO DE LA SANTISIMA TRINIDAD

V. Dóminus vobíscum.

R. Et cum spíritu tuo.

V. Sursum corda.

R. Habémus ad Dóminum.

V. Grátias agámus Dómino, Deo nostro.

R. Dignum et iustum est.

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes:


COMUNIÓN Baruc 5, 5. 4, 36
JERÚSALEM SURGE, et sta in excélso, et vide jucunditátem, quæ vénit tibi a Deo tuo


POSCOMUNIÓN
REPLÉTI CIBO spirituális alimóniæ, súpplices te, Dómine, deprecamur: ut hujus participatióne mystérii, dóceas nos terréna despicere et amare cælestia. Per Dóminum nostrum Iesum Christum, qui tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.






Comentario al Evangelio: NO DEBEMOS ESCANDALIZARNOS DE CRISTO,

Homilía de San Gregorio Magno, Papa

II domingo de Adviento



Vistos tantos prodigios y señales tan grandes, no debía nadie escandalizarse, sino llenarse de admiración. Mas las mentes de los infieles se escandalizaron en gran manera, cuando después de haber visto que realizaba tan grandes maravillas, le vieron morir.


Eso es lo que el Apóstol San Pablo nos enseñó cuando dijo: “Nosotros predicamos a Jesucristo crucificado, cosa de que los judíos se escandalizaron, y los gentiles tuvieron por locura”. Pues les pareció a los hombres una locura, que por ellos muriera el Autor de la Vida, y de donde le son más deudores, tomaron ocasión de escandalizarse. Siendo así, que tanto más Dios merece ser honrado por los hombres, cuanto por ellos sufrió más oprobios.

¿Qué significa, por lo tanto: “Bienaventurados quien no tomare de mí ocasión de escandalizarse”; sino anunciarnos con palabras claras cuán humilde y llena de injurias habrá de ser su muerte? Como si dijera manifiestamente: En verdad que realizo cosas admirables, pero no me desdeño de sufrir las más humillantes. Por lo tanto, ya que muriendo me asemejo a vosotros, guárdense bien de despreciar la muerte que padezco, cuantos verán mis milagros. Mas, dejados los discípulos de Juan, atendamos a lo que el mismo Juan dice de las turbas: “¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿A una caña agitada por el viento?” lo cual no lo dijo afirmándolo, sino negándolo. Pues la caña, luego que fuere agitada por el viento, se dobla hacia la otra parte. Y ¿Qué significa la caña sino el hombre carnal? Este, luego que es tocado por la alabanza o la detracción, al instante se inclina a la otra parte.












No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.