domingo, 11 de diciembre de 2022

PROPIOS DE LA SANTA MISA DEL TERCER DOMINGO DE ADVIENTO

 



III DOMINGO DE ADVIENTO (Gaudete)

I clase, rosa o morado

Se omite el Gloria. Credo. 

Prefacio de la Santísima Trinidad.

Estación en San Pedro del Vaticano


EXPLICACIÓN DE LA LITURGIA DEL DÍA 

"EL SEÑOR ESTÁ CERCA". He aquí el anuncio que nos hace hoy la Iglesia, he aquí por qué nos incita hoy a la alegría y el porqué se viste ella misma hoy de fiesta, con ornamentos rosados, con flores en los altares, con acordes del órgano. Está la Iglesia impaciente por recibir al Señor, y nos contagia a nosotros de esta santa ansiedad. ¡El Señor está cerca! Más aun: "Entre nosotros está Uno a quien muchos no conocen". Esta queja amarga del Bautista  desgraciadamente es también hoy verdadera. ¡Un año más llamará a nuestras puertas el que puede remediar nuestras necesidades. Y muchos estarán dormidos!

EL CARÁCTER PROPIO de la Liturgia de esta domínica es el gozo en el Salvador, el entusiasmo por él. Introito y epístola: "Vivid siempre alegres en el señor: vivid alegres, repito.” (Nota el canto del órgano y la mayor solemnidad de este día). La Iglesia nos indica las siguientes intenciones, que confluyen, no obstante esto, en una intención central de que nos gocemos en Cristo: ¡El señor está cerca!

Debemos alegrarnos en el Salvador. No hay mayor causa de alegría que Jesús, como se ve por la Biblia, en el gozo de los antiguos padres, de los profetas, de David, Isaías. En el gozo de la Magdalena, de San Juan, de San Pedro, después de la conversión. Debemos alegrarnos en su religión. El Salvador viene también a nosotros con los dogmas de su fe, por sus mandamientos y por sus sacramentos. La misma fe es una alegre declaración sobre lo más sublime y grande que hay; propone a nuestra consideración la eterna felicidad del cielo y los caminos que él conducen con toda seguridad, infaliblemente. Los mandamientos de Cristo no son sólo carga, sino también alegría y gozo, pues son verdaderos beneficios. El vencimiento propio por cumplir los preceptos, nos fortifica y es causa de nuevos gozos.

Cristo está más cerca en el Adviento, en el cual la memoria de Cristo se aviva, y sus gracias se aumentan. ¿Cuál ha sido la finalidad del Adviento hasta hoy? Acercarnos a Cristo. ¿Qué se propone en lo que falta? ¡Acercarnos todavía más a Cristo!

CRISTO SE ACERCA sobre todo a nosotros, por la vida cristiana. “Estamos más cerca de nuestra salud, cuando recibimos la fe”, nos dijo la Iglesia en la Epístola del primer domingo. La salud, el Salvador, y está más cerca de nosotros que cuando empezamos a creer, cuando empezamos a vivir la vida cristiana, en la niñez o después de las conversión, La salud del Redentor se nos aproxima por todo aumento de gracia, pero también se acerca la salud eterna, y el día de la muerte y el juicio. ¿Pensamos en esto? ¿Procuramos acercarnos a Cristo? Esto depende de si tenemos, en medio del corazón, a nuestro soberbio yo, o a Cristo. Nuestra modestia, que es la médula de la moralidad, se ha de mostrar con todo, compenetrarse con todos nuestros actos.


A continuación os ofrecemos los propios de la Santa Misa 


INTROITO Filipenses 4, 4-6; Salmo 84, 2

GAUDÉTE in Dómino semper: iterum dico, gaudéte. Modestia vestra nota sit omnibus hominibus: Dóminus enim prope est. Nihil solliciti sitis: sed in omni oratione petitiones vestræ innotescant apud Deum. V/. Benedixisti, Dómine, terram tuam: avertisti captivitátem Jacob. V/. Glória Patri et Filio et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amén


COLECTA
AUREM TUAM, quæsumus, Dómine, précibus nostris accómmoda: et mentis nostræ ténebras, gratia tuæ visitatiónes illústra: Qui vivis et regnas cum Deo Patre in unitate Spritus Sancti Deus, per omnia saecula saeculorum. Amén.



EPÍSTOLA Filipenses 4, 4-7
Lección de la carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses
Hermanos: Alegraos siempre en el Señor; os lo repito, alegraos. Que vuestra mesura la conozca todo el mundo. El Señor está cerca. Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y en la súplica, con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que supera todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús Señor nuestro.


GRADUAL Salmo 79, 2-3
QUI SEDES, Dómine, super Chérubim, éxcita poténtiam tuam et veni. V/. Qui regis Isræl, inténde: qui dedúcis, velut oven, Joseph.


ALELUYA Salmo 79, 3
ALLELÚIA, ALLELÚIA. V/.  Excita, Dómine, poténtiam tuam et veni, ut salvos fácias nos. Allelúia


EVANGELIO Juan 1, 19-28
Continuación del Santo Evangelio según San Juan
En aquel tiempo: Los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a que le preguntaran: «¿Tú quién eres?». Él confesó y no negó; confesó: «Yo no soy el Mesías». Le preguntaron: «¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?». Él dijo: «No lo soy». «¿Eres tú el Profeta?». Respondió: «No». Y le dijeron: «¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?». Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías». Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: «Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?». Juan les respondió: «Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia». Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan estaba bautizando.


Se dice Credo OFERTORIO Salmo 84, 2-3
BENEDIXISTI, Dómine, terram tuam: avertisti captivitátem Jacob: remisisti iniquitatem plebis tuæ.


SECRETA
DEVOTIÓNIS nostræ tibi, quæsumsu, Dómine, hostia júgiter immolétur: quæ et sacri péragat institúta mystérii, et salutáre tuum in nobis mirabiliter operétur. Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.


PREFACIO DE LA SANTISIMA TRINIDAD

V. Dóminus vobíscum.

R. Et cum spíritu tuo.

V. Sursum corda.

R. Habémus ad Dóminum.

V. Grátias agámus Dómino, Deo nostro.

R. Dignum et iustum est.

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes:



COMUNIÓN Isaías 35, 4
Dicite: Pusillánimes confortámini, et nolite timére: ecce Deus noster véniet, et salvábit nos.


POSCOMUNIÓN
IMPLORÁMUS, Dómine, cleméntiam tuam: ut hæc divina subsídia, a vitiis expiátos, ad festa ventúra nos præparent. Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen






Comentario al Evangelio: SE NOS RECOMIENDA LA HUMILDAD DE JUAN

Homilía de San Gregorio Magno, Papa

III domingo de Adviento


Por las palabras de esta lección, se nos recomienda, hermanos carísimos, la humildad de Juan, el cual siendo de tanta santidad que podía ser tenido por Cristo, prefirió estar sólidamente fundado en sí mismo, a ser vanamente elevado por la opinión de los hombres sobre lo que era. Confesó, pues; no negó. Confesó que él no era Cristo. Mas al decir: No lo soy, negó claramente que fuese lo que era, pero no negó ser lo que era, a fin de que diciendo verdad, fuera miembro de aquel cuyo nombre no tomaba falsamente. Por lo mismo, no queriendo tomar el nombre de Cristo, fue constituido miembro de Cristo, porque mientras procuró reconocer humildemente su debilidad, mereció participar verdaderamente de su excelsitud. Pero recordando la sentencia pronunciada por nuestro Redentor en otro lugar y comparándola con la presente, se nos ofrece una cuestión muy complicada. Y a la verdad, preguntando el Señor en otro lugar por sus discípulos acerca del advenimiento de Elías, respondió: “Elías ya ha venido, y no le conocieron, sino que hicieron contra él cuanto quisieron, y si queréis saberlo: el mismo Juan es Elías”. Más, ahora vemos que preguntando Juan, dice: “No soy Elías”. ¿Cómo puede explicarse estos, carísimos hermanos, que lo afirmado por la Verdad sea negado por el Profeta de la Verdad? Pues cosas muy diversas son: El mismo es; y No lo soy. ¿Cómo, de consiguiente, puede ser profeta de la verdad, si no está conforme con las palabras de la verdad? Pero examinando con sutileza la misma verdad, hallaremos que no se contradice lo que entre sí parece contrario. Hablando el Ángel a Zacarías dice de Juan: “El mismo irá ante él con el espíritu y virtud de Elías”. Con razón se dice de Juan que había de venir con el espíritu y virtud de Elías, porque así como Elías precederá el segundo advenimiento del Señor, así Juan precedió el primero. Y así como aquel ha de venir precursor del Juez, así éste ha sido constituido precursor del Redentor. Por lo tanto, Juan en el espíritu era Elías, y en la persona no lo era. Y de consiguiente lo que el Señor dice del espíritu, lo niega Juan de la persona.




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