domingo, 31 de mayo de 2020

LA GLORIOSA VIRGEN MARÍA, AUGUSTA REINA DE NUESTRAS ALMAS

*Nota: Las imágenes y el texto están tomados del blog Como Ovejas sin Pastor (al cual podéis acceder fácilmente clicando aquí) de mi buen amigo Juan Diego Ortega Santana


Digna coronación del popular y tan devoto Mes de María,
resulta esta celebración litúrgica que viene a asegurarnos,
con la sublime condición de Augusta Reina,
la poderosa y maternal protección de la Virgen María a favor de nuestras almas.


Nuestra Señora Reina es un título que expresa el siguiente hecho. Siendo Ella Madre de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad y Esposa de la Tercera Persona, Dios, para honrarla, le dio el imperio sobre el universo: todos los Ángeles, todos los Santos, todos los hombres vivos, todas las almas del Purgatorio, todos los réprobos del Infierno y todos los demonios obedecen a la Santísima Virgen. De suerte que hay una mediación de poder, y no apenas de gracia, por la cual Dios ejecuta todas sus obras y realiza todas sus voluntades por intermedio de su Madre.


María no es apenas el canal por donde el imperio de Dios pasa, sino es también la Reina que decide por una voluntad propia, consonante a los designios del Rey. Nuestra Señora es una obra-prima de lo que podríamos llamar la habilidad de Dios para tener misericordia en relación a los hombres...

San Luis Grignion de Montfort hace referencia a esa linda invocación que es Nuestra Señora Reina de los Corazones. Como corazón se entiende, en el lenguaje de las Sagradas Escrituras, la mentalidad del hombre, sobre todo su voluntad y sus designios.

Nuestra Señora es Reina de los corazones como teniendo un poder sobre la mente y la voluntad de los hombres. Este imperio, María lo ejerce, no por una imposición tiránica, sino por la acción de la gracia, en virtud de la cual Ella puede liberar a los hombres de sus defectos y atraerlos, con soberano agrado y particular dulzura, para el bien que Ella les desea.

Ese poder de Nuestra Señora sobre las almas nos revela cuán admirable es su omnipotencia suplicante, que todo obtiene de la misericordia divina. ¡Tan augusto es este dominio sobre todos los corazones, que él representa incomparablemente más que ser Soberana de todos los mares, de todas las vías terrestres, de todos los astros del cielo, tal es el valor de un alma, aunque sea la del último de los hombres!

Vale notar, sin embargo, que la voluntad (esto es, el corazón) del hombre moderno, con alabables excepciones, es dominada por la revolución. Aquellos, por tanto, que quieren escapar de ese yugo, deben unirse al Corazón por excelencia contra-revolucionario, al Corazón de mera criatura en el cual, abajo del Sagrado Corazón de Jesús, reside la Contra-Revolución; al Sapiencial e Inmaculado Corazón de María.

Hagamos, entonces, a Nuestra Señora este pedido: "Mi Madre, sois Reina de todas las almas, incluso de las más duras y empedernidas que quieran abrirse a Vos. Os suplico, pues: sed Soberana de mi alma; quebrad las rocas interiores de mi espíritu y las resistencias abyectas del fondo de mi corazón. Disolved, por un acto de vuestro imperio, mis pasiones desordenadas, mis voliciones pésimas, y el residuo de mis pecados pasados que en mí puedan haber quedado. Limpiadme, oh mi Madre, a fin de que yo sea enteramente vuestro".
 ( Dr. Plinio Corrêa de Oliveira )


El Papa Pío XII decretó esta Festividad
de Santa María Reina


A la Reina del Cielo, ya desde los primeros siglos de la Iglesia Católica, elevó el pueblo cristiano suplicantes oraciones e himnos de loa y piedad, así en sus tiempos de felicidad y alegría como en los de angustia y peligros; y nunca falló la esperanza en la Madre del Rey divino, Jesucristo, ni languideció aquella fe que nos enseña cómo la Virgen María, Madre de Dios, reina en todo el mundo con maternal corazón, al igual que está coronada con la gloria de la realeza en la bienaventuranza celestial.

...aunque es cierto que en sentido estricto, propio y absoluto, tan sólo Jesucristo —Dios y hombre— es Rey, también María, ya como Madre de Cristo Dios, ya como asociada a la obra del Divino Redentor, así en la lucha con los enemigos como en el triunfo logrado sobre todos ellos, participa de la dignidad real de Aquél, siquiera en manera limitada y analógica. De hecho, de esta unión con Cristo Rey se deriva para Ella sublimidad tan espléndida que supera a la excelencia de todas las cosas creadas: de esta misma unión con Cristo nace aquel regio poder con que ella puede dispensar los tesoros del Reino del Divino Redentor; finalmente, en la misma unión con Cristo tiene su origen la inagotable eficacia de su maternal intercesión junto al Hijo y junto al Padre.

No hay, por lo tanto, duda alguna de que María Santísima supera en dignidad a todas las criaturas, y que, después de su Hijo, tiene la primacía sobre todas ellas.

Gloríense, por lo tanto, todos los cristianos de estar sometidos al imperio de la Virgen Madre de Dios, la cual, a la par que goza de regio poder, arde en amor maternal.

...con Nuestra Autoridad Apostólica decretamos e instituimos la fiesta de María Reina, que deberá celebrarse cada año en todo el mundo el día 31 de Mayo. Y mandamos que en dicho día se renueve la Consagración del género humano al Inmaculado Corazón de la Bienaventurada Virgen María. En ello, de hecho, está colocada la gran esperanza de que pueda surgir una nueva era tranquilizada por la paz cristiana y por el triunfo de la Religión.

Carta Encíclica AD CAELI REGINAM (Papa Pío XII, 11 de Octubre de 1954)

PROPIOS DE LA SANTA MISA DEL DOMINGO DE PENTECOSTÉS


DOMINGO DE PENTECOSTÉS 
I CLASE, ROJO
Gloria, Secuencia, Credo, prefacio y Comunicantes y Hanc Igitur propio.
En el Veni Sancte Spiritus del Aleluya, todos se arrodillan.
Estación en San Pedro

EXPLICACIÓN DE LA LITURGIA DEL DÍA
Los profetas ya habían anunciado para los tiempos mesiánicos el don del Espíritu.  El envío del Espíritu Santo sobre los apóstoles abre la nueva era. La Iglesia está fundada y se le da el Espíritu de Cristo para que «renueve la faz de la tierra».
El relato de los Hechos recuerda los acontecimientos del día de Pentecostés: la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles y los fenómenos que la acompañan; en particular, el milagro de las lenguas, símbolo de la misión universal de los apóstoles.
Todas las naciones son llamadas a oír la proclamación de la Buena Nueva.
A esta presencia del Espíritu, que inspira y dirige a la Iglesia en su misión de predicar el evangelio hasta en los confines de la tierra, se añade otra presencia más íntima y más personal, que hace de los discípulos hombres nuevos, transformados en su mismo ser. La se­cuencia de la misa y el himno de vísperas describen y piden esta acción penetrante del Espíritu Santo en los corazones de los fieles. Y esta doble acción del Espíritu Santo, en la Iglesia y en las almas de los creyentes, es la que mostrarán durante toda la octava las lecturas del libro de los Hechos.

Domingo de Pentecostés, día solemnísimo, en el que la Iglesia celebra uno de los mayores beneficios que Dios hizo al hombre: el don del Espíritu Santo. La liturgia sagrada es, durante toda esta semana, principalmente en la Misa, de lo más tierno y a la vez sublime que pueda concebirse. Llena la Iglesia de gratitud, va a pagar el tributo augusto de su reconocimiento, ofreciendo la Víctima sagrada que nos ha merecido don tan grande con su inmolación. Ya en el introito lo canta con singular entusiasmo y con sublimes melodías. Son palabras del libro de la Sabiduría, cuyo oráculo tiene hoy su cumplimiento.
El Espíritu del Señor llenó el orbe de la tierra, aleluya, y el que contiene todas las cosas posee y comunica la ciencia del lenguaje, aleluya Jesucristo lo había prometido a sus apóstoles; hoy en el Cenáculo vieron cumplida su palabra. Los corazones de los fieles fueron en este día enseñados con las ilustraciones del Espíritu divino. La Iglesia al proclamarlo agradecida en la Oración, a la vez que pide para todos sus hijos este precioso don, nos enseña los efectos propios de este Espíritu en el alma: enseñarnos a conocer y estimar las cosas rectas y santas, recta sapere, y darnos consuelo, fortaleza y aliento para ponerlas en práctica et de eius semper consolatione gaudere.
La Epístola no es más que una relación histórica que este conmovedor suceso, tal  como nos lo cuenta el libro de los Hechos apostólicos. Después de pedir que el Espíritu, autor de esta nueva creación y renovación espiritual de la tierra, llene los corazones de los fieles y los inflame en su amor, entona la Iglesia la preciosa Secuencia canuto de entusiasmo y a la vez que inefable ternura, composición atribuida al Papa Inocencio III, de fines del siglo XII, llamando al Espíritu Santo con los más dulces títulos que a la vez que nos demuestran la necesidad que de su venida tenemos, nos hacen desearlo con todo el fervor de nuestros corazones. ¡Luz del cielo; padre de los pobres, dador de todo bien; lumbre del corazón; el mejor consuelo; dulce huésped; refrigerio; descanso; todo lo es para el alma el divino Espíritu!  El lava las sordideces del pecado, riega la aridez, calienta la frialdad, dirige lo desviado. Todo esto lo hace con los siete dones que dan al alma  en el mérito de la virtud, la seguridad de la salvación y el perenne gozo de la gloria.
El Evangelio nos hace ver cómo el Espíritu Santo es don del amor de Dios al hombre y causa en el hombre que su amor a Dios, y como su venida al alma infunden la paz y la tranquilidad, la alegría espiritual y nos hace entender cuánto Jesucristo nos ha enseñado. Esto nos ha de mover a desear y decidir este divino don (Ofertorio y oraciones Secreta y Poscomunión), y procurar que permanezca para siempre en nuestras almas, las cuales aunque de su suyo áridas e incapaces de fructificar, serán fecundadas y dispuestas para todo bien con el rocío de la gracia del divino Espíritu.

PROPIUM MISSAE IN LINGUA LATINA

Introitus: Sap. 1, 7
Spíritus Dómini replévit orbem terrárum allelúja: et hoc quod continet ómnia, sciéntiam habet vocis, allelúja, allelúja, allelúja. [Ps. 67, 2]. Exsúrgat Deus, et dissipéntur inimíci ejus: et fúgiant, qui odérunt eum, a fácie ejus. Glória Patri. Spíritus Dómini replévit.
Oratio:
Deus, qui hodiérna die corda fidélium Sancti Spíritus illustratióne docuísti: da nobis in eódem Spíritu recta sápere; et de ejus semper consolatióne gaudére. Per Dóminum ... in unitáte ejúsdem.
Act. 2, 1-11
Léctio Actuum Apostolórum.
Cum conpleréntur dies Pentecóstes, erant omnes discípuli pariter in eódem loco: et factus est repénte de cælo sonus, tamquam adveniéntis spíritus veheméntis: et replévit totam domum ubi erant sedéntes. Et apparuérunt illis dispertítæ linguæ tamquam ignis, sedítque supra síngulos eórum: et repléti sunt omnes Spíritu Sancto, et cœperunt loqui váriis linguis, prout Spíritus Sanctus dabat éloqui illis. Erant autem in Jerúsalem habitántes Judǽi, viri religiósi ex omni natióne quæ sub cælo est. Facta autem hac voce, convénit multitúdo, et mente confúsa est quóniam audiébat unusquísque lingua sua illos loquéntes. Stupébant autem omnes et mirabántur, dicéntes: «Nonne ecce omnes isti, qui loquúntur, Galilǽi sunt? Et quómodo nos audívimus unusquísque linguam nostram, in qua nati sumus? Parthi, et Medi et Ælamítae, et qui hábitant Mesopotámiam, Judǽam, et Cappadóciam, Pontum, et Asiam, Phrýgiam, et Pamphýliam, Ægýptum, et partes Líbiæ, quæ est circa Cyrénen, et ádvenæ Románi, Judǽi quoque, et Prosélyti, Cretes et Arabes: audívimus loquéntes nostris linguis magnália Dei.»

Allelúja, allelúja[Ps. 103, 30] Emítte Spíritum tuum, et creabúntur: et renovábis fáciem terræ. Allelúja. [Hic genuflectitur] V. Veni Sancti Spíritus, reple tuórum corda fidélium: et tui amóris in eis ignem accénde.
Sequentia
Veni, Sancte Spíritus, et emítte cǽlitus lucis tuæ rádium.
Veni, pater páuperum, veni dator múnerum, veni lumen córdium.
Consolátor óptime, dulcis hospes ánimæ, dulce refrigérium.
In labóre réquies, in æstu tempéries, in fletu solátium.
O lux beatíssima, reple cordis íntima tuórum fidélium.
Sine tuo númine, nihil est in hómine, nihil est inóxium.
Lava quod est sórdidum, riga quod est áridum, sana quod est sáucium.
Flecte quod est rígidum, fove quod est frígidum, rege quod est dévium.
Da tuis fidélibus, in te confidéntibus, sacrum septenárium.
Da virtutis méritum, da salutis éxitum, da perenne gáudium.
Amen. Allelúja.
Et dicitur quotidie usque ad sequens Sabbatum inclusive.
Joann. 14,  23-31
+ Sequéntia sancti Evangélii secúndum Joánnem.
In illo témpore: dixit Jesus discípulis suis: «Si quis díligit me sermónem meum servábit, et Pater meus díliget eum, et ad eum veniémus, et mansiónem apud eum faciémus: qui non díligit me, sermones meos non servat. Et sermónem quem audístis, non est meus, sed ejus qui misit me, Patris. Hæc locútus sum vobis, apud vos manens. Paráclitus autem Spíritus Sanctus, quem mittet Pater in nómine meo, ille vos docébit ómnia, et súggeret vobis ómnia quæcúmque dixero vobis. Pacem relínquo vobis, pacem meam do vobis: non quómodo mundus dat, ego do vobis. Non turbétur cor vestrum neque formídet. Audístis quia ego dixi vobis: Vado et vénio ad vos. Si diligerétis me gauderétis útique, quia vado ad Patrem: quia Pater major me est. Et nunc dixi vobis priúsquam fiat: ut cum factum fúerit, credátis. Jam non multa loquar vobíscum. Venit enim princeps mundi hujus, et in me non habet quidquam. Sed ut cognóscat mundus, quia díligo Patrem, et sicut mandátum dedit mihi Pater, sic facio.»
Credo.
Offertorium: Ps. 67,  29-30.
Confírma hoc, Deus, quod operátus es in nobis: a templo tuo, quod est in Jerúsalem, tibi ófferent reges múnera, allelúja.

Secreta:
Múnera, quǽsumus, Dómine, obláta sanctífica: et corda nostra Sancti Spíritus illustratióne emúnda. Per Dóminum ... in unitáte ejúsdem.
                                                  
                                                    Præfátio de Spiritu Sancto
VERE DIGNUM et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine sancte, Pater omnípotens, ætérne Deus,  per Christum, Dóminum nostrum.
Qui ascéndens super omnes cælos, sedénsque ad déxteram tuam,  promíssum Spíritum Sanctum (hodiérna die) in fílios adoptiónis effúdit. Quaprópter profúsis gáudiis, totus in orbe terrárum mundus exsúltat.  Sed et supérnæ Virtútes,  atque angélicæ Potestátes,  hymnum glóriæ tuæ cóncinunt, sine fine dicéntes:

COMMUNICÁNTES PROPIO
Communicántes, et diem sacratíssimum Pentecóstes celebrántes, quo Spíritus Sanctus Apóstolis innúmeris linguis appáruit: sed et memóriam venerántes, in primis gloriósæ semper Vírginis Maríæ, Genetrícis Dei et Dómini nostri Iesu Christi: sed et beáti Ioseph, eiúsdem Vírginis Sponsi, et beatórum Apostolórum ac Mártyrum tuórum, Petri et Pauli, Andréæ, Iacóbi, Ioánnis, Thomæ, Iacóbi Philíppi. Bartholomæi, Matthæi, Simónis et Thaddæi: Lini, Cleti, Cleméntis, Xysti, Cornélii, Cypriáni, Lauréntii, Chrysógoni, Ioánnis et Pauli, Cosmæ et Damiáni: et ómnium Sanctórum tuórum; quorum méritis, precibúsque concédas, ut

HANC IGITUR PROPIO
Hanc ígitur oblatiónem servitútis nostræ, sed et cunctæ famíliæ tuæ, quam tibi offérimus pro his quoque, quos regeneráre dignátus es ex aqua, et Spíritu Sancto, tribuens eis remissiónem ómnium peccatórum quæsumus, Dómine, ut placátus accípias: diésque nostros in tua pace dispónas, atque ab ætérna damnatióne nos éripi, et in electórum tuórum iúbeas grege numerári. Per Christum Dóminum nostrum. Amen.

Communio: Act. 2, 2 et 4.
Factus est repénte de cælo sonus, tamquam adveniéntis spíritus veheméntis, ubi erant sedéntes, allelúja: Et repléti sunt omnes Spíritu Sancto, loquéntes magnália Dei, allelúja, allelúja.
Postcommunio:
Sancti Spíritus, Dómine, corda nostra mundet infúsio: et sui roris íntima aspersíone fœcúndet. Per Dóminum ... in unitáte ejúsdem.

PROPIOS DE LA MISA EN CASTELLANO

Introito. Sab.1,7
El Espíritu del Señor llenó toda la tierra, aleluya, y él, que todo lo abarca, sabe cuanto se dice, aleluya, aleluya, aleluya. Salmo. Que se levante Dios  y se dispersen sus enemigos, huyan de su presencia los que le odian. V/. Gloria al Padre.

Oración colecta
Oh Dios, que hoy has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo. Haznos dóciles a tu Espíritu, para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo.

Epístola. Hech.2.1-11.-
Llegó el día de Pentecostés y estaban todos los discípulos reunidos en un mismo sitio; de pronto vino del cielo un ruido, como de un viento recio, que llenó toda la casa donde estaban. Y vieron aparecer unas lenguas como de fuego que se repartían posándose encima de cada uno. Y todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, según el Espíritu les concedía expresarse. Residían entonces en Jerusalén judíos devotos, oriundos de toda nación  que hay bajo el cielo; al correrse la voz, acudió la multitud y quedaron desconcertados, porque cada uno oía hablar en su propio idioma. Fuera de sí por la sorpresa decían: Pero ¿no son galileos todos esos que están hablando? Entonces ¿cómo es que cada uno les oímos hablar nuestra propia lengua nativa? Partos,  medos, elamitas, habitantes de Mesopotamia, Judea, Capadocia, Ponto, Asia, Frigia, Panfilia, Egipto, zona de Libia fronteriza de Cirene, romanos residentes, judíos y prosélitos, cretenses y árabes les estamos oyendo hablar en nuestras lenguas de las maravillas de Dios.

Aleluya. Salm 103.30.-
Aleluya.  Envía tu Espíritu, y créalos, y repuebla la faz de la tierra.
Se hace genuflexión al decir las palabras siguientes. Aleluya. Ven, Espíritu Santo, llena el corazón de tus fieles,  enciende en ellos la llama  de tu  amor.

Secuencia.
Venid, Espíritu Santo,  y enviad desde el cielo un rayo de vuestra luz. Venid, Padre de los pobres; venid, dador de todo don; venid, luz de los corazones. Vos sois el mejor Consolador, el dul­ce huésped de nuestra alma y su dulce refrigerio. Sois descanso en el trabajo, alivio en la aflicción y con­suelo en el llanto. ¡Oh felicísima luz, llenad lo más íntimo del alma de vuestros fieles. Sin vuestra inspiración no hay nada en el hombre; nada que sea bueno y recto. Lavad lo que está manchado, regad lo que está árido, curad lo que está enfermo. Doblegad lo que es rígido, enfervorizad lo que está frío, dirigid lo que está descarriado.  Dad a vuestros fieles, que en vos confían, vuestros siete dones. Dadles el mérito de la virtud, dadles el buen éxito de la salvación, dadles el gozo eterno. Amén. Aleluya.

Evangelio. Juan 14.23-31.-
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: El que me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos morada en Él. El que no me ama, no guarda mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado de esto ahora, que estoy a vuestro lado.; pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando  todo lo que yo os he dicho. La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy, y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre; porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda sigáis creyendo. Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el príncipe de este mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago.

Ofertorio. Salm. 67.29-30.-
Confirma, ¡oh Dios!, lo que has hecho en nosotros. A tu templo, de Jesuralén traerán su tributo, aleluya.

Secreta.-
Santifica, Señor, nuestras ofrendas, y, por la luz del Espíritu Santo, purifica nuestros corazones.

PREFACIO DEL ESPÍRITU SANTO
Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias, siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor: Que después de subir al Cielo, donde está sentado a tu derecha, ha derramado (en este día) sobre tus hijos adoptivos el Espíritu Santo que había prometido. Por eso con esta infusión de gozo el mundo entero desborda de alegría, y también los coros celestiales, los Ángeles y los Arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Communicántes y Hanc ígitur proprios.


COMMUNICÁNTES PROPIO
Unidos en comunión y celebrando el día sacratísimo, en el que el Espíritu Santo se apareció a los Apóstoles en forma de muchas lenguas de fuego; y venerando también primeramente, la memoria de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo, Señor y Dios nuestro, y la de tus bienaventurados Apóstoles y Mártires: Pedro y Pablo, Andrés, Santiago, Juan, Tomás, Santiago, Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón y Tadeo, Lino, Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano, Lorenzo, Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián, y de todos tus Santos; te pedimos, por sus méritos e intercesión, nos concedas ser fortalecidos en todo con el auxilio de tu protección. Por el mismo Jesucristo N. S. Amén.

HANC IGITUR PROPIO
POR lo mismo, Señor, te rogamos te dignes admitir favorablemente esta ofrenda en testimonio de nuestra dependencia y de toda tu familia: -que te ofrecemos también por los que te has dignado regenerar con el agua y el Espíritu Santo, dándoles el perdón de los pecados-,: y hacer que pasemos, en paz contigo, los días de nuestra vida, que nos veamos libres de la condenación eterna y seamos por Ti incluidos en el número de tus elegidos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Comunión. Act. 2.2,4.
De pronto vino del cielo un ruido, como de viento recio , que llenó toda la casa donde estaban, aleluya; todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenza­ron a proclamar las maravillas de Dios, aleluya, aleluya.

Poscomunión.-
Tu Espíritu Santo, Señor, descienda sobre nosotros, purifique nuestros corazones y, con el suave rocío de su venida, los vuelva fecundos.

sábado, 30 de mayo de 2020

PROPIOS DE LA SANTA MISA DE VIGILIA DE PENTECOSTÉS


VIGILIA DE PENTECOSTÉS
I Clase, rojo, vigilia no penitencial
Estación en San Juan de Letrán
La estación es en San Juan de Letrán, a causa de su baptisterio, único lugar en que antiguamente se administraba el bautismo en Roma. Antaño se bautizaba en Pentecostés a los catecúmenos que no habían podido recibir el bautismo en la noche de Pascua. Por ello toda la misa canta la renovación bautismal por la acción del Espíritu Santo. A diferencia de otras vigilias, es una misa festiva, como la de la vigilia pascual.

INTROITO    Ezequiel 36, 23, 24 . 25-26. Salmo 33, 2.
DUM SANCTIFICÁTUS fúero in vobis, congregábo vos de univérsis terris: et effúndam super vos aquam mundam, et mundabímini ab ómnibus inquinaméntis vestris: et dabo vobis spíritum novum, allelúia, allelúia. V/. Benedícam Dóminum in omni témpore: semper laus eius in ore meo. V/. Glória Patri.
CUANDO FUERE santificado en vosotros, os recogeré de todos los países y derramaré sobre vosotros agua pura, y quedareis purificados de todas vuestras inmundicias, y os daré un nuevo corazón, aleluya, aleluya. V/.  Alabaré al Señor en todo tiempo; no cesarán mis labios de pronunciar sus alabanzas. V/ Gloria al Padre.

COLECTA
PRÆSTA, QUǼSUMUS, omnípotens Deus: ut claritatis tuæ super nos splendor effúlgeat ; et lux tuæ lucis corda eórum, qui per grátiam tuam renáti sunt, Sancti Spíritus illustratióne confírmet. Per Dóminum... in unitáte eiusdem…
Te pedimos que nos concedas, oh Dios omnipotente, que brille sobre nosotros el resplandor de tu caridad, y que el fulgor de tu luz haga más firmes, con la ilustración del Espíritu Santo, los corazones de los bautizados. Por nuestro Señor… en la unidad del mismo…

EPÍSTOLA    Hechos de los Apóstoles 19, 1-8.
LÉCTIO ACTUUM APOSTOLORUM.
In diébus illis: Factum est, cum Apóllo esset Corínthi, ut Paulus, peragrátis superióribus pártibus, veníret Ephesum et inveníret quosdam discípulos: dixítque ad eos: Si Spíritum Sanctum accepístis credéntes? At illi dixérunt ad eum: Sed neque, si Spíritus Sanctus est, audívimus. Ille vero ait: In quo ergo baptizáti estis? Qui dixérunt: In Ioannis baptísmate. Dixit autem Paulus: Ioánnes baptizávit baptísmo pœniténtiæ pópulum, dicens: In eum, qui ventúrus esset post ipsum, ut créderent, hoc est in Iesum. His audítis, baptizáti sunt in nómine Dómini Iesu. Et cum ímposuísset illis manus Paulus, venit Spíritus Sanctus super eos, et loquebántur linguis, et prophetábant. Erant autem omnes viri fere duódecim. Introgréssus autem synagógam, cum fidúcia loquebátur per tres menses, dísputans et suádens de regno Dei.
En aquellos días, mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo, recorridas las provincias superiores del Asia, pasó a Éfeso, y encontró a algunos discípulos,  y les preguntó: ¿Habéis recibido al Espíritu Santo después que abrazasteis la fe? Mas ellos le respondieron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo.  ¿Pues con qué bautismo, les replicó, fuisteis bautizados? Y ellos respondieron: Con el bautismo de Juan.  Dijo entonces Pablo: Juan bautizó al pueblo con el bautismo de penitencia, advirtiendo que creyesen en aquel que había de venir después de él, esto es, en Jesús. Oído esto, se bautizaron en nombre del Señor Jesús.  Y habiéndoles Pablo impuesto las manos, descendió sobre ellos el Espíritu Santo, y hablaban varias lenguas, y profetizaban. Eran en todos como unos doce hombres.  Pablo, entrando después en la sinagoga, predicó libremente por espacio de tres meses, disputando con los judíos, y procurando convencerlos en lo tocante al reino de Dios.

ALELUYA   Salmo 106, 1
ALLELÚIA. V/. Confitémini Dómino, quóniam bonus: quóniam in sǽculum misericordia eius.
ALELUYA. V/. Alabad al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia.


TRACTO Salmo 116
Y sin repetir el Aleluya, se dice:
LAUDÁTE DÓMINUM, omnes gentes: et collaudáte eum, omnes pópuli. V/. Quóniam confirmáta est super nos misericordia eius: et véritas Dómini manet in ætérnum.
Alabad al Señor todas las naciones, alabadlo todos los pueblos. V/. Porque su misericordia sobre nosotros dura por siempre, y la verdad del Señor permanece para siemre.

EVANGELIO   Juan 14, 15-21
En la misa cantada y solemne, solo se utiliza incienso.

SEQUÉNTIA SANCTI EVANGÉLII SECÚNDUM IOÁNNEM.    
In illo témpore: Dixit Iesus discípulis suis: Si dilígitis me, mandáta mea serváte. Et ego rogábo Patrem, et alium Paráclitum dabit vobis, ut máneat vobíscum in ætérnum, Spíritum veritátis, quem mundus non potest accípere, quia non videt eum nec scit eum. Vos autem cognoscétis eum: quia apud vos manébit et in vobis erit. Non relínquam vos órphanos: véniam ad vos. Adhuc módicum: et mundus me iam non videt. Vos autem vidétis me, quia ego vivo, et vos vivétis, In illo die vos cognoscétis, quia ego sum in Patre meo, et vos in me, et ego in vobis. Qui habet mandáta mea et servat ea: ille est, qui díligit me. Qui autem díligit me, diligétur a Patre meo: et ego díligam eum, et manifestábo ei meípsum.
En aquel tiempo: Si me amáis, observad mis mandamientos.  Y yo rogaré al Padre, y os dará otro consuelo y abogado, para que esté con vosotros eternamente,  a saber, el Espíritu de verdad, a quien el mundo, o el hombre mundano, no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conoceréis, porque morará con vosotros, y estará dentro de vosotros.  No os dejaré huérfanos: yo volveré a vosotros.  Aún resta un poco de tiempo; después del cual el mundo ya no me verá. Pero vosotros me veréis, porque yo vivo, y vosotros viviréis.  Entonces conoceréis vosotros que yo estoy en mi Padre, y que vosotros estáis en mí, y yo en vosotros.  Quien ha recibido mis mandamientos, y los observa, ése es el que me ama. Y el que me ama, será amado de mi Padre; y yo le amaré, y yo mismo me manifestaré a él.
No se dice Credo


OFERTORIO    Salmo  103,30-31.
EMÍTTE SPÍRITUM tuum, et creabúntur, et renovábis fáciem terræ: sit glória Dómini in sǽcula, allelúia.
ENVÍA TU ESPÍRITU, y serán creadas, y renovarás la faz de la tierra: sea dada la gloria a Dios por los siglos. Aleluya.


SECRETA
MÚNERA, QUǼSUMUS, Dómine, obláta sanctífica: et corda nostra Sancti Spíritus illustratióne emúnda. Per Dóminum... in unitáte eiúsdem.
SANTIFICA, SEÑOR, nuestras ofrendas, y, por la luz del Espíritu Santo, purifica nuestros corazones. Por nuestro Señor… en unidad del mismo…

PREFACIO DEL ESPÍRITU SANTO
VERE DIGNUM et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine sancte, Pater omnípotens, ætérne Deus,  per Christum, Dóminum nostrum.      
Qui ascéndens super omnes cælos, sedénsque ad déxteram tuam,  promíssum Spíritum Sanctum (hodiérna die) in fílios adoptiónis effúdit. Quaprópter profúsis gáudiis, totus in orbe terrárum mundus exsúltat.  Sed et supérnæ Virtútes,  atque angélicæ Potestátes,  hymnum glóriæ tuæ cóncinunt, sine fine dicéntes:
Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias, siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor: Que después de subir al Cielo, donde está sentado a tu derecha, ha derramado (en este día) sobre tus hijos adoptivos el Espíritu Santo que había prometido. Por eso con esta infusión de gozo el mundo entero desborda de alegría, y también los coros celestiales, los Ángeles y los Arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Communicántes y Hanc ígitur proprios.


COMMUNICÁNTES PROPIO
Communicántes, et diem sacratíssimum Pentecóstes celebrántes, quo Spíritus Sanctus Apóstolis innúmeris linguis appáruit: sed et memóriam venerántes, in primis gloriósæ semper Vírginis Maríæ, Genetrícis Dei et Dómini nostri Iesu Christi: sed et beáti Ioseph, eiúsdem Vírginis Sponsi, et beatórum Apostolórum ac Mártyrum tuórum, Petri et Pauli, Andréæ, Iacóbi, Ioánnis, Thomæ, Iacóbi Philíppi. Bartholomæi, Matthæi, Simónis et Thaddæi: Lini, Cleti, Cleméntis, Xysti, Cornélii, Cypriáni, Lauréntii, Chrysógoni, Ioánnis et Pauli, Cosmæ et Damiáni: et ómnium Sanctórum tuórum; quorum méritis, precibúsque concédas, ut
Unidos en comunión y celebrando el día sacratísimo, en el que el Espíritu Santo se apareció a los Apóstoles en forma de muchas lenguas de fuego; y venerando también primeramente, la memoria de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de Jesucristo, Señor y Dios nuestro, y la de tus bienaventurados Apóstoles y Mártires: Pedro y Pablo, Andrés, Santiago, Juan, Tomás, Santiago, Felipe, Bartolomé, Mateo, Simón y Tadeo, Lino, Clemente, Sixto, Cornelio, Cipriano, Lorenzo, Crisógono, Juan y Pablo, Cosme y Damián, y de todos tus Santos; te pedimos, por sus méritos e intercesión, nos concedas ser fortalecidos en todo con el auxilio de tu protección. Por el mismo Jesucristo N. S. Amén.

HANC IGITUR PROPIO
Hanc ígitur oblatiónem servitútis nostræ, sed et cunctæ famíliæ tuæ, quam tibi offérimus pro his quoque, quos regeneráre dignátus es ex aqua, et Spíritu Sancto, tribuens eis remissiónem ómnium peccatórum quæsumus, Dómine, ut placátus accípias: diésque nostros in tua pace dispónas, atque ab ætérna damnatióne nos éripi, et in electórum tuórum iúbeas grege numerári. Per Christum Dóminum nostrum. Amen.
POR lo mismo, Señor, te rogamos te dignes admitir favorablemente esta ofrenda en testimonio de nuestra dependencia y de toda tu familia: -que te ofrecemos también por los que te has dignado regenerar con el agua y el Espíritu Santo, dándoles el perdón de los pecados-,: y hacer que pasemos, en paz contigo, los días de nuestra vida, que nos veamos libres de la condenación eterna y seamos por Ti incluidos en el número de tus elegidos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

COMUNIÓN   Jn 7,37-39
ULTIMO FESTIVITÁTIS die dicébat Iesus: Qui in me credit, flúmina de ventre eius fluent aquæ vivæ: hoc autem dixit de Spíritu, quem acceptúri erant credéntes in eum, allelúia, allelúia..
EL ÚLTIMO DÍA de la fiesta, decía Jesús: el que cree en mí, manará de sus entrañas ríos de agua viva. Decía esto del Espíritu Santo, que habían de recibir los que creyesen en él. Aleluya, aleluya.

POSCOMUNIÓN
SANCTI SPÍRITUS, Dómine, corda nostra mundet infúsio: et sui roris íntima aspersióne fecúndet. Per Dóminum... in unitáte eiusdem…
Tu Espíritu Santo, Señor, descienda sobre nosotros, purifique nuestros corazones y, con el suave rocío de su venida, los vuelva fecundos. Por nuestro Señor… en unidad del mismo…