Imagen de Santa Rita de Casia que se venera en Santa Cruz de la Sierra (Cáceres), pueblo en el que habita orgullosamente el autor de este blog
Nació en Mayo del año
1381. Su casa estaba cerca del pueblecito de Cascia, entre las
montañas, a unas 40 millas de Asís, en la Umbría, región del centro de
Italia.
Sus devotos padres eran Antonio Mancini y Amata
Ferri a los que se conocía como los "Pacificadores de Jesucristo",
pues los llamaban para apaciguar peleas entre vecinos. Ellos no necesitaban
discursos poderosos ni discusiones diplomáticas, solo necesitaban el Santo
Nombre de Jesús, su perdón hacia los que lo crucificaron y la paz que trajo al
corazón del hombre. Sabían que solo así se pueden apaciguar las almas.
Enseñaron a Rita desde niña todo acerca de Jesús, la
Virgen María y los más conocidos santos. Rita, al igual que Santa Catalina de
Siena nunca fue a la escuela a aprender a escribir o a leer; para Santa Rita su
único libro era el Crucifijo.
FORZADA
AL MATRIMONIO
Queriendo ser religiosa toda su vida, sus padres
escogieron para ella un esposo, Paolo Ferdinando, lo cual no fue una decisión
muy sabia. Pero Rita obedeció. Quiso Dios así darnos en ella el ejemplo de una
admirable esposa, llena de virtud, aun en las mas difíciles circunstancias.
Después del matrimonio, su esposo demostró ser
bebedor, mujeriego y abusador. Rita le fue fiel durante toda su vida de casada.
Encontró su fortaleza en Jesucristo, en una vida de oración, sufrimiento y
silencio. Tuvieron dos gemelos, los cuales sacaron el temperamento del
padre. Rita se preocupó y oró por ellos.
Finalmente, después de veinte años de matrimonio y
oración por parte de Rita, el esposo se convirtió, le pidió perdón y le
prometió cambiar su forma de ser. Rita perdona y el deja su antigua vida de
pecado y pasaba el tiempo con Rita en los caminos de Dios. Esto no duró mucho,
porque mientras su esposo se había reformado, no fue así con sus antiguos
amigos y enemigos. Una noche Paolo no fue a la casa. Antes de su conversión
esto no hubiera sido extraño, pero en el Paolo reformado esto no era normal.
Rita sabía que algo había ocurrido. Al día siguiente, lo encontraron asesinado.
Su pena fue aumentada cuando sus dos hijos, que ya
eran mayores, juraron vengar la muerte de su padre. Las súplicas no lograban
disuadirlos. Fue entonces que Santa Rita, comprendiendo que mas vale salvar el
alma que vivir mucho tiempo, rogó al Señor que salvara las almas de sus dos
hijos y que tomara sus vidas antes de que se perdieran para la eternidad por
cometer un pecado mortal. El Señor respondió a sus oraciones. Los dos
padecieron una enfermedad fatal. Durante el tiempo de enfermedad, la madre les
habló dulcemente del amor y el perdón. Antes de morir lograron perdonar a los
asesinos de su padre. Rita estuvo convencida de que ellos estaban con su padre
en el Cielo.
MILAGROSA ENTRADA EN EL
CONVENTO
Al quedar viuda no se deja vencer por la tristeza y
el sufrimiento. Santa Rita quiso entrar con las hermanas Agustinas, pero no era
fácil lograrlo. No querían una mujer que había estado casada. La muerte
violenta de su esposo dejó una sombra de duda. Ella se volvió de nuevo a Jesús
en oración. Ocurrió entonces un milagro.
Una noche, mientras Rita dormía profundamente, oyó
que la llamaban ¡Rita, Rita, Rita! esto ocurrió tres veces, a
la tercera vez Rita abrió la puerta y allí estaban San Agustín, San
Nicolás de Tolentino y San Juan el Bautista del cual ella había sido
devota desde muy niña; le pidieron que los siguieran. Después de correr por las
calles de Roccaporena, en el pico del Scoglio, donde Rita siempre iba a orar
sintió que la subían en el aire y la empujaban suavemente hacia Cascia. Se
encontró arriba del Monasterio de Santa María Magdalena en Cascia. Entonces
cayo en éxtasis. Cuando salió del éxtasis se encontró dentro del Monasterio,
ante aquel milagro las monjas Agustinas no pudieron ya negarle entrada.
Es admitida y hace la profesión ese mismo año de 1417, y allí pasa 40 años de
consagración a Dios.
Durante su primer año, Rita fue puesta a prueba no
solamente por sus superioras, sino por el mismo Señor. Le fue dado el
pasaje de la Escritura del joven rico para que meditara. Ella sentía en su
corazón las palabras, ¡Si quieres ser perfecta!
Santa Rita meditaba muchas horas en la Pasión de
Cristo, meditaba en los insultos, los rechazos, las ingratitudes que sufrió en
su camino al Calvario.
RECIBE
LA CORONA DE ESPINAS
Durante la Cuaresma del año 1443 fue a Cascia un predicador llamado
Santiago de Monte Brandone, quién dio un sermón sobre la Pasión de Nuestro
Señor que tocó tanto a Rita que a su retorno al monasterio le pidió
fervientemente al Señor ser participe de sus sufrimientos en la Cruz. Recibió
los estigmas y las marcas de la Corona de Espinas en su cabeza. A la mayoría de
los santos que han recibido este don este don exuden una fragancia celestial.
Las llagas de Santa Rita, sin embargo exudían olor a podrido, por lo que debía
alejarse de la gente.
Por 15 años vivió sola, lejos de sus hermanas monjas. El Señor le dio una
tregua cuando quiso ir a Roma para el primer Año Santo. Jesús removió la
estigma de su cabeza durante el tiempo que duró la peregrinación. Tan pronto
como llegó de nuevo a casa la estigma volvió a aparecer y teniéndose que aislar
de nuevo.
Los últimos años de su vida fueron de
expiación. Una enfermedad grave y dolorosa la tuvo inmóvil sobre su
humilde cama de paja durante cuatro años. Ella observó como su cuerpo se
consumía con paz y confianza en Dios. Al morir la celda se ilumina y las
campanas tañen solas.
MUERTE Y ENTRADA EN EL PARAÍSO
Su muerte, acaecida en 1457, fue su triunfo. La
herida del estigma desapareció y en lugar apareció una mancha roja como un rubí,
la cual tenía una deliciosa fragancia. Debía haber sido velada en el convento,
pero por la muchedumbre tan grande se necesitó la iglesia. Permaneció allí y la
fragancia nunca desapareció. Por eso, nunca la enterraron. El ataúd de madera
que tenía originalmente fue reemplazado por uno de cristal y ha estado expuesta
para veneración de los fieles desde entonces. Multitudes todavía acuden
en peregrinación a honrar a la santa y pedir su intercesión ante su cuerpo que
permanece incorrupto.
Fue canonizada por el Papa León XIII en 1900.
Al quedar viuda no se deja vencer por la tristeza y
el sufrimiento. Santa Rita quiso entrar con las hermanas Agustinas, pero no era
fácil lograrlo. No querían una mujer que había estado casada. La muerte
violenta de su esposo dejó una sombra de duda. Ella se volvió de nuevo a Jesús
en oración. Ocurrió entonces un milagro.
Una noche, mientras Rita dormía profundamente, oyó
que la llamaban ¡Rita, Rita, Rita! esto ocurrió tres veces, a
la tercera vez Rita abrió la puerta y allí estaban San Agustín, San
Nicolás de Tolentino y San Juan el Bautista del cual ella había sido
devota desde muy niña; le pidieron que los siguieran. Después de correr por las
calles de Roccaporena, en el pico del Scoglio, donde Rita siempre iba a orar
sintió que la subían en el aire y la empujaban suavemente hacia Cascia. Se
encontró arriba del Monasterio de Santa María Magdalena en Cascia. Entonces
cayo en éxtasis. Cuando salió del éxtasis se encontró dentro del Monasterio,
ante aquel milagro las monjas Agustinas no pudieron ya negarle entrada.
Es admitida y hace la profesión ese mismo año de 1417, y allí pasa 40 años de
consagración a Dios.
Durante su primer año, Rita fue puesta a prueba no
solamente por sus superioras, sino por el mismo Señor. Le fue dado el
pasaje de la Escritura del joven rico para que meditara. Ella sentía en su
corazón las palabras, ¡Si quieres ser perfecta!
Santa Rita meditaba muchas horas en la Pasión de
Cristo, meditaba en los insultos, los rechazos, las ingratitudes que sufrió en
su camino al Calvario.
RECIBE
LA CORONA DE ESPINAS
Durante la Cuaresma del año 1443 fue a Cascia un predicador llamado
Santiago de Monte Brandone, quién dio un sermón sobre la Pasión de Nuestro
Señor que tocó tanto a Rita que a su retorno al monasterio le pidió
fervientemente al Señor ser participe de sus sufrimientos en la Cruz. Recibió
los estigmas y las marcas de la Corona de Espinas en su cabeza. A la mayoría de
los santos que han recibido este don este don exuden una fragancia celestial.
Las llagas de Santa Rita, sin embargo exudían olor a podrido, por lo que debía
alejarse de la gente.
Por 15 años vivió sola, lejos de sus hermanas monjas. El Señor le dio una
tregua cuando quiso ir a Roma para el primer Año Santo. Jesús removió la
estigma de su cabeza durante el tiempo que duró la peregrinación. Tan pronto
como llegó de nuevo a casa la estigma volvió a aparecer y teniéndose que aislar
de nuevo.
Los últimos años de su vida fueron de
expiación. Una enfermedad grave y dolorosa la tuvo inmóvil sobre su
humilde cama de paja durante cuatro años. Ella observó como su cuerpo se
consumía con paz y confianza en Dios. Al morir la celda se ilumina y las
campanas tañen solas.
MUERTE Y ENTRADA EN EL PARAÍSO
Su muerte, acaecida en 1457, fue su triunfo. La
herida del estigma desapareció y en lugar apareció una mancha roja como un rubí,
la cual tenía una deliciosa fragancia. Debía haber sido velada en el convento,
pero por la muchedumbre tan grande se necesitó la iglesia. Permaneció allí y la
fragancia nunca desapareció. Por eso, nunca la enterraron. El ataúd de madera
que tenía originalmente fue reemplazado por uno de cristal y ha estado expuesta
para veneración de los fieles desde entonces. Multitudes todavía acuden
en peregrinación a honrar a la santa y pedir su intercesión ante su cuerpo que
permanece incorrupto.
Fue canonizada por el Papa León XIII en 1900.
HIMNO DE SANTA RITA
SALVE, RITA GENEROSA
SALVE, ROSA DEL
SEÑOR
LLENA EL MUNDO DE
TUS ROSAS
DE LAS ROSAS DEL
AMOR.
FUISTE LA ESPOSA SUFRIDA,
FUISTE LA MADRE IDEAL
RUEGA POR NUESTRAS FAMILIAS
DALES AMOR, DALES PAZ.
SALVE, RITA GENEROSA
SALVE, ROSA DEL
SEÑOR
LLENA EL MUNDO DE
TUS ROSAS
DE LAS ROSAS DEL
AMOR.
FUISTE LA ESPOSA DE CRISTO
LAS MANOS LLENAS DE ROSAS
ABOGADA DE IMPOSIBLES
QUE HACES POSIBLES LAS COSAS.
SALVE, RITA GENEROSA
SALVE, ROSA DEL
SEÑOR
LLENA EL MUNDO DE
TUS ROSAS
DE LAS ROSAS DEL
AMOR.
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