VIGILIA DE LA ASCENSIÓN
II clase, blanco
Gloria, Sin credo, prefacio pascual
(Vigilia no penitencial)
EXPLICACIÓN DE LA LITURGIA DEL DÍA
Con
esta vigilia, la Iglesia quiere disponer nuestros corazones para la celebración
gozosa de la Ascensión del Señor.
Jesucristo
subió a los cielos, y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
"Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al Cielo y se
sentó a la diestra de Dios" (Mc 16, 19). El Cuerpo de Cristo fue
glorificado desde el instante de su Resurrección como lo prueban las
propiedades nuevas y sobrenaturales, de las que desde entonces su cuerpo
disfruta para siempre (cf. Lc 24, 31; Jn 20, 19. 26). Pero durante los cuarenta
días en los que él come y bebe familiarmente con sus discípulos (cf. Hch 10,
41) y les instruye sobre el Reino (cf. Hch 1, 3), su gloria aún queda velada
bajo los rasgos de una humanidad ordinaria (cf. Mc 16,12; Lc 24, 15; Jn 20,
14-15; 21, 4). La última aparición de Jesús termina con la entrada irreversible
de su humanidad en la gloria divina simbolizada por la nube (cf. Hch 1, 9; cf.
también Lc 9, 34-35; Ex 13, 22) y por el cielo (cf. Lc 24, 51) donde él se
sienta para siempre a la derecha de Dios (cf. Mc 16, 19; Hch 2, 33; 7, 56; cf.
también Sal 110, 1). Sólo de manera completamente excepcional y única, se
muestra a Pablo "como un abortivo" (1 Co 15, 8) en una última
aparición que constituye a éste en apóstol (cf. 1 Co 9, 1; Ga 1, 16).
El
carácter velado de la gloria del Resucitado durante este tiempo se transparenta
en sus palabras misteriosas a María Magdalena: "Todavía [...] no he subido
al Padre. Vete donde los hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a
mi Dios y vuestro Dios" (Jn 20, 17). Esto indica una diferencia de
manifestación entre la gloria de Cristo resucitado y la de Cristo exaltado a la
derecha del Padre. El acontecimiento a la vez histórico y transcendente de la
Ascensión marca la transición de una a otra.
Esta
última etapa permanece estrechamente unida a la primera es decir, a la bajada
desde el cielo realizada en la Encarnación. Solo el que "salió del
Padre" puede "volver al Padre": Cristo (cf. Jn 16,28).
"Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del
hombre" (Jn 3, 13; cf, Ef 4, 8-10). Dejada a sus fuerzas naturales, la
humanidad no tiene acceso a la "Casa del Padre" (Jn 14, 2), a la vida
y a la felicidad de Dios. Sólo Cristo ha podido abrir este acceso al hombre,
"ha querido precedernos como cabeza nuestra para que nosotros, miembros de
su Cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza de seguirlo en su Reino"
(Prefacio de la Ascensión del Señor, I: Misa Romano).
"Cuando
yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí"(Jn 12, 32). La
elevación en la Cruz significa y anuncia la elevación en la Ascensión al cielo.
Es su comienzo. Jesucristo, el único Sacerdote de la Alianza nueva y eterna,
"no [...] penetró en un Santuario hecho por mano de hombre [...], sino en
el mismo cielo, para presentarse ahora ante el acatamiento de Dios en favor
nuestro" (Hb 9, 24). En el cielo, Cristo ejerce permanentemente su
sacerdocio. "De ahí que pueda salvar perfectamente a los que por él se
llegan a Dios, ya que está siempre vivo para interceder en su favor"(Hb 7,
25). Como "Sumo Sacerdote de los bienes futuros"(Hb 9, 11), es el
centro y el oficiante principal de la liturgia que honra al Padre en los cielos
(cf. Ap 4, 6-11).
Cristo,
desde entonces, está sentado a la derecha del Padre: "Por derecha del
Padre entendemos la gloria y el honor de la divinidad, donde el que existía
como Hijo de Dios antes de todos los siglos como Dios y consubstancial al
Padre, está sentado corporalmente después de que se encarnó y de que su carne
fue glorificada" (San Juan Damasceno, Expositio fidei, 75 [De fide
orthodoxa, 4, 2]: PG 94, 1104).
Sentarse
a la derecha del Padre significa la inauguración del reino del Mesías,
cumpliéndose la visión del profeta Daniel respecto del Hijo del hombre: "A
él se le dio imperio, honor y reino, y todos los pueblos, naciones y lenguas le
sirvieron. Su imperio es un imperio eterno, que nunca pasará, y su reino no
será destruido jamás" (Dn 7, 14). A partir de este momento, los Apóstoles
se convirtieron en los testigos del "Reino que no tendrá fin" (Símbolo
de Niceno-Constantinopolitano: DS 150).
PROPIOS DE LA MISA DEL DÍA (Latín y Castellano)
INTROITO Isaías 48, 20. Salmo 65, 1-2.
Vocem jucunditátis annuntiáte, et audiátur, allelúja: annuntiáte usque ad
extrémum terræ: liberávit Dóminus pópulum suum, allelúja, allelúja. V/.-
Jubiláte Deo, omnis terra, psalmum dicite nómini ejus: date glóriam laudi ejus.
V/.- Glória Patri.
Con voz de júbilo
anunciadlo, y que se oiga, aleluya, que llegue hasta el fin de la tierra: el
Señor ha redimido a su pueblo, aleluya, aleluya. V/. Aclama al Señor, tierra
entera, tocad en honor de su nombre, cantad himnos a su gloria. V/.Gloria al
Padre.
COLECTA
Deus, a quo bona cuncta procédunt, largíre supplícibus tuis: ut cogitémus,
te inspiránte, quæ recta sunt; et, te gubernánte, éadem faciámus. Per Dóminum
nostrum Iesum Christum Fílium tuum, qui tecum vívit et regnat in unitáte
Spíritus Sancti, Deus, per ómnia sæcula sæculórum. Amen.
Oh Dios, fuente de todo
bien, escucha sin cesar nuestras súplicas: concédenos, inspirados por Ti,
pensar lo que es recto y cumplirlo con tu ayuda. Por Nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos. Amén.
Se hace conmemoración
del santo del día.
EPISTOLA Efesios 4, 7-13
Léctio
Epístolæ beáti Pauli Apóstoli ad Ephésios.
Fratres: Unicuíque nostrum data est grátia secúndum mensúram donatiónis
Christi. Propter quod dicit: «Ascéndens in altum, captívam duxit captivitátem:
dedit dona homínibus.» Quod autem ascéndit, quid est, nisi quia et descéndit
primum in inferióres partes terræ? Qui descéndit, ipse est qui et ascéndit
super omnes cælos, ut impléret ómnia. Et ipse dedit quosdam quidem apóstolos,
quosdam autem prophétas, alios vero evangelístas, alios autem pastóres et
doctóres, ad consummatiónem sanctórum in opus ministérii, in ædificatiónem
córporis Christi: donec occurrámus omnes in unitátem fidei, et agnitiónis Fílii
Dei, in virum perféctum, in mensúram ætátis plenitúdinis Christi.
Hermanos: A cada uno de
nosotros le ha sido concedida la gracia a la medida de los dones de Cristo. Por
eso dice: Subiendo a la altura, llevó cautivos y repartió dones a los hombres.
¿Qué quiere decir «subió» sino que también bajó a las regiones inferiores de la
tierra? Éste que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos,
para llenar el universo. Él mismo dispuso que unos fueran apóstoles; otros,
profetas; otros, evangelizadores; otros, pastores y maestros, para la adecuada
organización de los santos en las funciones del ministerio, para edificación
del cuerpo de Cristo, hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, a la plena madurez
de Cristo.
ALELUYA
PASCUAL Jn 16, 28.
Allelúja, allelúja. V/. Surréxit Christus; et illíxit nobis, quos redémit
sánguine suo. Allelúja. V/. Exívi a Patre, et veni in mundum: íterum relínquo
mundum, et vado ad Patrem. Allelúja.
Aleluya, aleluya.- V/.
Cristo ha resucitado, Él nos ilumina, a nosotros, los redimidos con su sangre.
Aleluya. V/. Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me
voy al Padre. Aleluya.
EVANGELIO Juan 17,1-11
Sequéntia
sancti Evangélii secúndum Joánnem.
In illo témpore: Sublevátis Jesus óculis in cælum, dixit: «Pater, venit
hora, clarífica Fílium tuum, ut Fílius tuus claríficet te: sicut dedísti ei
potestátem omnis carnis, ut omne, quod dedísti ei, det eis vitam ætérnam. Hæc
est autem vita ætérna: Ut cognóscant te, solum Deum verum, et quem misísti
Jesum Christum. Ego te clarificávi super terram: opus consummávi, quod dedísti
mihi ut fáciam: et nunc clarífica me tu, Pater, apud temetípsum, claritáte,
quam hábui priúsquam mundus esset, apud te. Manifestávi nomen tuum homínibus,
quos dedísti mihi de mundo. Tui erant, et mihi eos dedísti: et sermónem tuum
servavérunt. Nunc cognovérunt quia ómnia, quæ dedísti mihi, abs te sunt: quia
verba, quæ dedísti mihi, dedi eis: et ipsi accepérunt, et cognovérunt vere quia
a te exívi, et credidérunt quia tu me misísti. Ego pro eis rogo: non pro mundo
rogo, sed pro his, quos dedísti mihi: quia tui sunt: et mea ómnia tua sunt, et
tua mea sunt: et clarificátus sum in eis. Et jam non sum in mundo, et hi in
mundo sunt, et ego ad te vénio.»
En aquel tiempo, Jesús
alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu
Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti. Y que según el poder que le has dado
sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado. Esta
es la vida eterna: que te conozcan a ti el único Dios verdadero, y al que tú
has enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la
obra que me encomendaste realizar. Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti,
con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese. He manifestado tu
Nombre a los hombres que tú me has dado tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú
me los has dado; y han guardado tu palabra. Ahora ya saben que todo lo que me
has dado viene de ti; porque las palabras que tú me diste se las he dado a
ellos, y ellos las han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de ti,
y han creído que tú me has enviado. Por ellos ruego; no ruego por el mundo,
sino por los que tú me has dado, porque son tuyos; y todo lo mío es tuyo y todo
lo tuyo es mío; y yo he sido glorificado en ellos. Yo ya no estoy en el mundo,
pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, cuida en tu nombre
a los que me has dado, para que sean uno como nosotros.
OFERTORIO Salmo 65, 8-9. 20
Benedícite, gentes, Dóminum Deum nostrum, et obaudíte vocem laudis ejus:
qui pósuit ánimam meam ad vitam, et non dedit commovéri pedes meos: benedíctus
Dóminus, qui non amóvit deprecatiónem meam, et misericórdiam suam a me,
allelúja..
Bendecid, pueblos, a
nuestro Dios, haced resonar sus alabanzas: porque Él nos ha devuelto la vida, y
no dejó que tropezaran nuestros pies. Bendito sea Dios, que no rechazó mi
súplica, ni me retiró su favor, aleluya.
SECRETA
Suscipe, Dómine, fidélium preces cum oblatiónibus hostiárum: ut per hæc piæ
devotiónis offícia, ad cæléstem glóriam transeámus. Per Dóminum nostrum Iesum
Christum, Fílium tuum, qui tecum vívit et regnat in unitáte Spíritus Sancti,
Deus, per ómnia sæcula sæculórum. Amen.
Con estas ofrendas,
Señor, recibe las súplicas de tus hijos: para que esta liturgia, celebrada con
amor, nos lleve a la gloria del cielo. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos
de los siglos. Amén.
Se hace conmemoración
del santo del día.
PREFACIO
DE PASCUA
Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre: Te quidem, Dómine, omni
tempore, sed in hac potíssimum gloriósius prædicáre, cum Pascha nostrum
immolátus est Christus. Ipse enim verus est Agnus, qui ábstulit peccáta mundi.
Qui mortem nostram moriéndo destrúxit, et vitam resurgéndo reparávit. Et ídeo
cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia
cæléstis exércitus, hymnum glóriæ tuæ cánimus, sine fine dicéntes
En verdad es digno y
justo, equitativo y saludable, que en todo tiempo, Señor, te alabemos; pero con
más gloria que nunca en este tiempo, en que se ha inmolado Cristo, nuestra
Pascual. El cual es el verdadero Cordero que quitó los pecados del mundo y que,
muriendo, destruyó nuestra muerte, y, resucitando, reparó nuestra vida. Por
eso, con los Ángeles y los Arcángeles, con los Tronos y las Dominaciones, y con
toda la milicia del ejército celestial, cantamos un himno a tu gloria, diciendo
sin cesar:
ANTÍFONA
DE COMUNIÓN Sal. 95, 2.-
Cantáte Dómino, allelúja: cantáte Dómino, et benedícite nomen ejus: bene
nuntiáte de die in diem salutáre ejus, allelúja, allelúja.
Cantad al Señor,
aleluya; cantadle, bendecid su nombre; proclamad día tras día su
victoria, aleluya, aleluya.
ORACIÓN
POSTCOMUNIÓN
Tríbue nobis, Dómine, cæléstis mensæ virtúte satiátis: et desideráre quæ
recta sunt, et desideráta percípere.Per Dóminum nostrum Iesum Christum, Fílium
tuum, qui tecum vívit et regnat in unitáte Spíritus Sancti, Deus, per ómnia
sæcula sæculórum. Amen.
A quienes has saciado en
tu mesa santa, concédenos, Señor, desear lo que es recto y conseguir lo que así
hemos deseado. Por Nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y
es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
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