domingo, 15 de enero de 2023

PROPIOS DE LA MISA DEL II DOMINGO DESPUÉS DE EPIFANÍA

 



II DOMINGO DESPUÉS DE EPIFANÍA
II clase, verde
Gloria y Credo. Prefacio de la Trinidad

EXPLICACIÓN DE LA LITURGIA DEL DÍA
Hoy se honra la tercera de las tres manifestaciones de la fiesta de Epifanía, o sea: el primer milagro de Jesús, convirtiendo el agua en vino en las bodas de Caná. Así inaugura el Señor su vida pública, y así también comienza María su oficio de Mediadora de todas las gracias. Esta primer milagro, señala, además, la institución del Sacramento del Matrimonio. Queriendo Jesús fundar su Iglesia, empieza por formar sobre bases santas y sólidas la familia, primera y necesaria célula de la sociedad. He aquí las cosas grandes que recuerda este domingo memorable. Debería ser este el domingo de los matrimonios cristianos. Debería él recordar a los esposos el día de sus bodas, y hacerles pensar en sus deberes y en su alta dignidad. Roguemos todos hoy por la rehabilitación del Matrimonio y por la restauración cristiana de los hogares.

Por su evangelio de las bodas de Caná y dos cánticos tomados de él, se relaciona esta liturgia del domingo con la del Tiempo de Navidad y de Epifanía; lo demás se aproxima a los domingos siguientes.

El evangelio domina por su simbolismo, que es doble. Las bodas  figuran la alianza: el agua cambiada en vino, la superioridad de la alianza nueva sobre la antigua con el anuncio de la Eucaristía. “¿Por qué ha de extrañar que asista el Señor a unas bodas si ha venido a este mundo para desposarse?” Esto dice san Agustín en maitines y comenta, uno tras de otro, ambos simbolismos.

Todos los Padres han visto en el milagro de Caná un anuncio también de la Eucaristía, como también de la transformación de nuestras almas bajo la acción de Cristo. «Aqua eramus, vinimus nos fecit.  Éramos agua y nos ha convertido en vino.»

Este cambio profundo de nuestro ser, nos une con Cristo desde aquí abajo, nos prepara para el banquete de las bodas eternas, al que estamos todos invitados con toda la Iglesia.

A continuación os ofrecemos los propios de la Santa Misa




INTROITO Salmo 65, 4.1-2

Omnis terra adóret te, Deus, et psallat tibi: psalmum dicat nómini tuo, Altíssime. V/.  Jubiláte Deo, omnis terra, psalmum dícite nómini ejus: date glóriam laude ejus. V/. Glória Patri et Filio et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amén



COLECTA

Omnípotens sempitérne Deus, qui cæléstia simul et térrena moderáris: supplicatiónes pópuli tui cleménter exáudi; et pacem tuam nostris concéde tempóribus. Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.


EPÍSTOLA, Romanos 12,6-16

Lección de la Epístola del apóstol San Pablo a los Romanos

Hermanos: Teniendo dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado, deben ejercerse así: la profecía, de acuerdo con la regla de la fe; el servicio, dedicándose a servir; el que enseña, aplicándose a la enseñanza; el que exhorta, ocupándose en la exhortación; el que se dedica a distribuir los bienes, hágalo con generosidad; el que preside, con solicitud; el que hace obras de misericordia, con gusto. Que vuestro amor no sea fingido; aborreciendo lo malo, apegaos a lo bueno. Amaos cordialmente unos a otros; que cada cual estime a los otros más que a sí mismo; en la actividad, no seáis negligentes; en el espíritu, manteneos fervorosos, sirviendo constantemente al Señor. Que la esperanza os tenga alegres; manteneos firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración; compartid las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen; bendecid, sí, no maldigáis. Alegraos con los que están alegres; llorad con los que lloran. Tened la misma consideración y trato unos con otros, sin pretensiones de grandeza, sino poniéndoos al nivel de la gente humilde. No os tengáis por sabios, sino acomodaos a lo que sea más humilde.


GRADUAL Salmo 106, 20-21

Misit Dóminus verbum suum, et sanávit eos: et erípuit eos de intéritu eórum. V/. Confiteántur Dómino misericórdiæ ejus: et mirabília ejus fíliis hóminum.


ALELUYA Salmo 148.2

Allelúja, allelúja. V/. Laudáte Dóminum omnes Angeli ejus: laudáte eum, omnes virtútes ejus. Allelúja.



EVANGELIO  Juan 2, 1-11

Lectura del Santo Evangelio según San Juan

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dice: «No tienen vino». Jesús le dice: «Mujer, ¿qué tengo yo que ver contigo? Todavía no ha llegado mi hora». Su madre dice a los sirvientes: «Haced lo que él os diga». Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dice: «Llenad las tinajas de agua». Y las llenaron hasta arriba. Entonces les dice: «Sacad ahora y llevadlo al mayordomo». Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llama al esposo y le dice: «Todo el mundo pone primero el vino bueno y, cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora». Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Galilea; así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.


Se dice Credo




OFERTORIO  Salmo 65, 1-2,16.

Jubiláte Deo, univérsa terra: Psalmum dícite nómini ejus: veníte, et audíte, et narrábo vobis, omnes qui timétis Deum, quanta fecit Dóminus ánimæ meæ, allelúja.



SECRETA

Oblata, Dómine, múnera sanctífica: nosque a peccatórum nostrórum máculis emúnda.  Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus,



PREFACIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

V. Dóminus vobíscum.

R. Et cum spíritu tuo.

V. Sursum corda.

R. Habémus ad Dóminum.

V. Grátias agámus Dómino, Deo nostro.

R. Dignum et iustum est.


Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes:



COMUNIÓN Juan 2, 7-11

Dicit Dóminus: "Impléte hýdrias aqua, et ferte architriclíno." Cum gustásset architriclínus aquam vinum factam, dicit sponso: "Servásti bonum vinum usque adhuc." Hoc signum fecit Jesus primum coram discípulis suis.



POSCOMUNIÓN

Augeátur in nobis, quǽsumus, Dómine, tuæ virtútis operátio: ut divínis vegetáti sacraméntis, ad eórum promíssa capiénda, tuo múnera præparémur. Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.




Comentario al Evangelio: JESUCRISTO, EL ESPOSO HA RESERVADO

PARA AHORA EL BUEN VINO

Homilía de San Agustín de Hipona, Obispo y Doctor

II DOMINGO DESPUÉS DE EPIFANÍA


El acudir al Señor como convidado a una boda, de toda significación mística quiso confirmar que él instituyo las bodas. Ya que había de suceder que algunos, de quienes habla el Apóstol, habían de prohibir las bodas, diciendo que era cosa mala el casarse, y el que el diablo las había inventado, siendo así que el mismo Señor dice en el Evangelio: “preguntando si era licito al hombre despedir a su esposa, por cualquier causa” que esto no es licito, excepto por causa de fornicación. En cuya respuesta, podéis recordar que dice: “lo que Dios a unido, no lo separe el hombre”.

Y los que están bien instruidos en la fe católica, saben que Dios instituyo las bodas. Así como la unión es obra de Dios, así el divorcio es obra del diablo. Con todo, en el caso de fornicación, es lícito despedir a la consorte, ya que ella ha sido la primera en no querer ser esposa, no guardando fidelidad conyugal al marido. Débese  también tener presente que ni las mismas que consagran su virginidad a Dios, aunque tengan un grado mayor de honor y de santidad en la Iglesia, con todo no carecen de bodas, ya que tienen participación con toda la Iglesia, en aquellas bodas en que Cristo es el esposo.

El Señor asistió como invitado a las bodas para confirmar la castidad conyugal, y para revelarnos la significación misteriosa de aquellas bodas; en ellas la persona de Nuestro Señor, estaba figurada por el esposo, a quien se dijo “ha reservado el buen vino para lo último”. En efecto, Jesucristo ha reservado para estos últimos tiempos el buen vino, es decir su Evangelio.




 



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.