Ha llegado a su fin Mayo, el Mes que hemos consagrado
a María, Reina de todo lo creado; deseo que Nuestra Santa Madre te haya
bendecido abundantemente en estos días. Si has sido fiel al rezo diario del
Santo Rosario, mediante el cual tantas gracias, materiales y espirituales,
logramos por manos de María Virgen, ten por seguro que Ella te guiará, aunque a
veces no sepas muy bien por qué caminos.
Ahora
en Junio, siguiendo la piadosa costumbre, honraremos de manera especial al Hijo
de María, a Nuestro Señor Jesucristo; y qué mejor manera de vivir ese amor que
meditar las grandezas del que es el Amor
Infinito; Amor sin medida que se encierra en el Tabernáculo de Su Santísimo
Corazón. Sí, Cristo Hombre, tuvo un corazón, abrasado en continua caridad por
las almas; un corazón auténtico que se conmovió ante la muerte de su amigo
Lázaro, un corazón que vibró tras resucitar al que ya estaba putrefacto; el
Corazón de Cristo se vio abocado al dolor cuando lloró sobre Jerusalén y casi
se rompió al comprobar la soledad de Getsemaní... Cristo, Dios y Hombre
verdadero, dotado de un corazón similar al tuyo, soportó en el suyo la
iniquidad y la ingratitud de los hombres.
Entonces,
¿cómo no acudir en nuestro dolor, en nuestro agobio, al Sagrario de Amor que
supo convertir la muerte en vida, el llanto en alegría?. Cuando unimos nuestro
dolor al dolor de Cristo Agonizante, a los latidos redentores de Su Corazón...
entonces, ¡qué alivio!, ¡qué consuelo!. Mi dolor, tu dolor, ya tienen sentido:
son latidos del Corazón de Jesús, ofrecido como Víctima por el pecado. Así,
cuando algo te aflija, cuando la duda te invada o la situación te supere, únete
al Corazón de Jesús: con calma adentrate en Su pecho, saborea Su dulzura pero
sé buen amigo y comparte con Él tu angustia. Así, juntos, dos corazones, el
Redentor y el redimido, latiendo al unísono en un mismo compás de conformidad
con la Voluntad de Dios... y repitiendo a la vez "Jesús, María, os amo,
salvad almas..."
Ejercicio
Piadoso del Mes del Sagrado Corazón de Jesús
Por la señal de la Santa Cruz + de nuestros enemigos + líbranos Señor +
Dios Nuestro.
En el Nombre del Padre, del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.
Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor
mío, por ser Vos quién sois y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de
todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme
de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que me
fuera impuesta.
Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis
pecados, y, así como lo suplico, así confío en vuestra Bondad y Misericordia
infinita, que me los perdonareis, por los méritos de Vuestra Preciosísima
Sangre, Pasión y Muerte y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en
Vuestro Santo Amor y servicio, hasta el fin de mi vida. Amén.
Día
1: Día del Amor
"Yo Soy el Amor. Amo a las almas hasta tal punto que he dado Mi vida
por ellas. Soy Dios, pero Dios de Amor. Soy Padre, pero Padre que ama, no con
severidad, sino con ternura."
"Les he dado a conocer Mi propio Corazón, esta Devoción ha sido para
el mundo como una luz que ha iluminado a muchas almas."
(Palabras de Jesús al alma, tomadas de "Un Llamamiento al
Amor", por Sor Josefa Menéndez)
A continuación rezamos la
CÁNTICO PARA HOY: DUEÑO DE
MI VIDA
Jaculatoria para repetir a lo largo del día
Jesús manso y humilde de Corazón,
haz mi corazón semejante al Tuyo
(300 días de indulgencia cada vez; Papa San Pío X, 1905)
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