FIESTA DE LA SANTÍSIMA
TRINIDAD
I clase,
blanco
Gloria, Credo y
prefacio de la Santísima Trinidad.
EXPLICACIÓN DE LA LITURGIA DEL DÍA
El dogma fundamental al
que todo se reduce en la religión cristiana es el de la Santísima
Trinidad, en cuyo nombre se bautizan los fieles.
La fiesta de la
Santísima Trinidad pide se la comprenda y celebre en la prolongación de
los misterios de Cristo, como la expresión solemne de nuestra fe en esa vida
trinitaria de las personas divinas, en que nos han introducido el bautismo y la
redención de Cristo.
Solamente en el cielo
hemos de comprender cómo podremos nosotros tener por Cristo una verdadera
participación de hijos en la misma vida de Dios.
Aunque introducida en el
siglo IX, la fiesta de la Santísima Trinidad no se extendió a la
Iglesia 'universal hasta el siglo XIV. No obstante, el culto de la
Santísima Trinidad aflora por doquier en toda la liturgia.
En el nombre del Padre,
y del Hijo, y del Espíritu Santo comenzamos y terminamos la misa y el oficio
divino y se confieren todos los sacramentos. Todos los salmos terminan con el
Gloria Patri, los himnos, con una doxología, y las oraciones, con una
conclusión en honor de las tres divinas personas. Continuamente, pues, nos hace
alabar y adorar la Iglesia al Dios tres veces santo, que tanta
misericordia ha tenido de nosotros, pues nos ha dado el participar de su propia
vida.
...
Aunque la Iglesia honre a la Santísima Trinidad día del año y principalmente los domingos, con todo, ha querido dedicar a este misterio fundamental del Cristianismo una fiesta particular, que celebramos el primer domingo después de Pentecostés, para darnos a entender que el fin de los misterios de Jesucristo y de la venida del Espíritu Santo, ha sido conducirnos al conocimiento de la Santísima Trinidad y a su adoración en espíritu y en verdad.
Toda la liturgia de esta fiesta no es más que un himno a la Beatísima Trinidad. En las Oraciones suplicamos humildemente la firmeza en la fe de este adorable y profundo misterio. La Epístola nos está indicando la humildad con que hemos de reverenciarlo; el Evangelio es una magnífica manifestación y confesión del mismo.
En esta fiesta hacemos conmemoración de la Domínica que antiguamente se celebraba, rezando sus oraciones y el Evangelio en que se nos recomienda la caridad y misericordia con nuestros prójimos. De esta suerte, la primera Domínica después de Pentecostés resuma toda la doctrina moral del Año Eclesiástico en el precepto principal de la caridad, pero acentuando de una manera particular, como correspondencia del amor de Dios para con los hombres, nuestra caridad con el prójimo.
Para celebrar esta fiesta conforme lo desea la Iglesia, debemos: 1º Adorar el misterio de Dios uno y trino. 2º Dar gracias a la Santísima Trinidad por todos los beneficios temporales y espirituales que de ella recibimos. 3º Consagrarnos totalmente a Dios y rendirnos del todo a su divina Providencia. 4º Determinarnos a hacer siempre con devoción la señal de la Cruz, que expresa este misterio, y a rezar con viva fe e intención de glorificar a la Santísima Trinidad, aquellas palabras que tan a menudo repite la Iglesia: Gloria sea dada al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
...
Aunque la Iglesia honre a la Santísima Trinidad día del año y principalmente los domingos, con todo, ha querido dedicar a este misterio fundamental del Cristianismo una fiesta particular, que celebramos el primer domingo después de Pentecostés, para darnos a entender que el fin de los misterios de Jesucristo y de la venida del Espíritu Santo, ha sido conducirnos al conocimiento de la Santísima Trinidad y a su adoración en espíritu y en verdad.
Toda la liturgia de esta fiesta no es más que un himno a la Beatísima Trinidad. En las Oraciones suplicamos humildemente la firmeza en la fe de este adorable y profundo misterio. La Epístola nos está indicando la humildad con que hemos de reverenciarlo; el Evangelio es una magnífica manifestación y confesión del mismo.
En esta fiesta hacemos conmemoración de la Domínica que antiguamente se celebraba, rezando sus oraciones y el Evangelio en que se nos recomienda la caridad y misericordia con nuestros prójimos. De esta suerte, la primera Domínica después de Pentecostés resuma toda la doctrina moral del Año Eclesiástico en el precepto principal de la caridad, pero acentuando de una manera particular, como correspondencia del amor de Dios para con los hombres, nuestra caridad con el prójimo.
Para celebrar esta fiesta conforme lo desea la Iglesia, debemos: 1º Adorar el misterio de Dios uno y trino. 2º Dar gracias a la Santísima Trinidad por todos los beneficios temporales y espirituales que de ella recibimos. 3º Consagrarnos totalmente a Dios y rendirnos del todo a su divina Providencia. 4º Determinarnos a hacer siempre con devoción la señal de la Cruz, que expresa este misterio, y a rezar con viva fe e intención de glorificar a la Santísima Trinidad, aquellas palabras que tan a menudo repite la Iglesia: Gloria sea dada al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
PROPIUM MISSAE IN LINGUA LATINA
Introitus: Tob. 12, 6
Benedícta sit sancta Trínitas, atque indivísa únitas: confitébimur ei, quia fecit
nobíscum misericórdiam suam. [Ps. 7, 2] Dómine Dóminus noster, quam admirábile est nomen tuum in univérsa
terra! [V] Glória Patri. Benedícta sit.
Oratio:
Omnípotens sempitérne Deus, qui dedísti fámulis tuis in confessióne veræ
fídei, ætérnæ Trinitátis glóriam agnóscere, et in poténtia majestátis adoráre
unitátem: quǽsumus; ut ejúsdem fidei firmitáte, ab ómnibus semper muniámur
advérsis. Per Dóminum.
Epistola ad Rom. 11, 33-36
Léctio Epístolæ beáti
Pauli Apóstoli ad Romanos.
O Altitúdo divitiárum sapiéntiæ et sciéntiæ Dei: quam inconprehensibília sunt judicia ejus, et investigábiles viæ ejus! Quis enim cognóvit sensum Dómini? Aut quis consiliárius ejus fuit? Aut quis prior dedit illi, et retribuétur ei? Quóniam ex ipso, et per ipsum, et in ipso sunt ómnia: ipsi glória in sǽcula. Amen.
O Altitúdo divitiárum sapiéntiæ et sciéntiæ Dei: quam inconprehensibília sunt judicia ejus, et investigábiles viæ ejus! Quis enim cognóvit sensum Dómini? Aut quis consiliárius ejus fuit? Aut quis prior dedit illi, et retribuétur ei? Quóniam ex ipso, et per ipsum, et in ipso sunt ómnia: ipsi glória in sǽcula. Amen.
Graduale: Dan 5, 55-56
Benedíctus es, Dómine, qui intuéris abýssos, et sedes super Chérubim. V. Benedíctus es, Dómine, in firmaménto cæli, et laudábilis in sǽcula.
Allelúja, allelúja. [Ibid: 52] Benedíctus es,
Dómine, Deus patrum nostrórum, et laudábilis in sǽcula. Allelúja.
Matth: 28 18-20
+ Sequéntia sancti Evangélii secúndum Matthǽum.
+ Sequéntia sancti Evangélii secúndum Matthǽum.
In illo témpore: Dixit Jesus discípulis suis: «Data est mihi omnis potéstas in
cælo, et in terra. Eúntes ergo docéte omnes gentes, baptizántes eos in nómine
Patris, et Fílii, et Spíritus Sancti: docéntes eos serváre ómnia quæcúmque
mandávi vobis. Et ecce ego vobíscum sum ómnibus diébus, usque ad consummatiónem
sǽculi.»
Credo.
Offertorium: Tob. 12,6
Benedíctus sit Deus Pater, unigenitúsque Dei Fílius, Sanctus quoque Spíritus:
quia fecit nobíscum misericórdiam suam.
Secreta:
Sanctífica,
quǽsumus, Dómine Deus noster, per tui sancti nóminis invocatiónem hujus
oblatiónis hóstiam: et per eam nosmetípsos tibi pérfice munus ætérnum. Per Dóminum.
Vere dignum et iustum est,
æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte
Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus
es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte
substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo,
hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne
veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas,
et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli,
Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce
dicéntes:
Communio:
Tob. 12, 6
Benedícimus Deum cæli, et coram ómnibus vivéntibus confitébimur ei: quia fecit
nobíscum misericórdiam suam.
Postcommunio:
Profíciat nobis ad salútem córporis et ánimæ, Dómine Deus noster, hujus
sacraménti suscéptio: et sempitérnæ sanctæ Trinitátis, ejusdémque indivíduæ
unitátis conféssio. Per Dóminum.
PROPIOS
DE LA MISA EN CASTELLANO
Introito. Tob.
12.6.-
Bendita sea la santa
Trinidad y la indivisible Unidad; alabarémosla porque usado de misericordia con
nosotros. Salmo, 8,2.- Oh, Señor, Señor
nuestro. ¡Cuán admirable es vuestro nombre en toda la tierra! Gloria al Padre.
Oración.-
Oh, Dios todopoderoso y
eterno que concedisteis a vuestros siervos que, por la profesión de la
verdadera fe, alcanzasen la gracia de conocer la gloria de la
Trinidad eterna y la de adorar la unidad en la omnipotencia de la
Majestad: os suplicamos que perseverando firmes en la misma fe, deseamos
defendidos contra toda adversidad, Por nuestro Señor Jesucristo.
Epístola. Rom.11,33-36.-
¡Que abismo de riqueza es la sabiduría y ciencia de Dios! ¡Qué insondables
son sus juicios y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién ha conocido jamás la
mente del Señor? ¿Quién ha sido su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para
que Él le devuelva? Él es el origen y camino y término de todo. A Él la gloria
por los siglos. Amén.
Gradual. Dan.3,55-56.-
Bendito eres, Señor, que
miras los abismos, y te sientas sobre los Querubines. Bendito eres, Señor, en
la bóveda del cielo, digno de alabanza por los siglos.
Aleluya-. Aleluya.
Dan 3,52.-
Bendito eres, Señor,
Dios de nuestros padres, digno de alabanza por los siglos. Amén
Evangelio. Mat 28,18-20.-
En aquel tiempo dijo
Jesús a sus discípulos: Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra.
Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os
he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del
mundo.
Ofertorio. Tob. 12.6.-
Bendito sea Dios Padre,
y el Hijo Unigénito de Dios, y también el Espíritu Santo, porque ha usado de
misericordia con nosotros.
Secreta.-
Os rogamos, Señor, que
acepéis benigno los sacrificios que a vos hemos consagrado; y concedednos que
nos sirvan de perpetuo socorro. Por N.S. J.C..
Prefacio de la Santísima Trinidad.-
En verdad es digno y
justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor,
santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el
Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una
sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto
nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu
Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que confesando una verdadera y
eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la
esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los
Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar a diario,
diciendo a una voz.
Comunión. Tob.12,6.-
Comunión. Tob.12,6.-
Bendigamos al Dios del
cielo y glorifiquémosle delante de todos los vivientes, porque ha usado de
misericordia con nosotros.
Poscomunión.-
Haced, Señor y Dios
nuestro, que la recepción de este Sacramento y la confesión de la eterna y
santa Trinidad y de su indivisible Unidad nos sirvan para salud del alma y
cuerpo. Por N. S. J. C.
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