jueves, 11 de marzo de 2021

JUEVES EUCARÍSTICO Y SACERDOTAL, OREMOS POR LOS SACERDOTES. PENSAMIENTOS DE SAN GREGORIO MAGNO

 


En este Jueves dedicado por excelencia al

Santísimo Sacramento de la Eucaristía

y al Sacerdocio, vamos a reflexionar 

sobre este Augusto Misterio con estos pensamientos del Insigne Doctor

San Gregorio Magno:


Quienes celebramos los misterios de la pasión del Señor, 

hemos de imitar lo que hacemos. 

Y entonces la hostia ocupará nuestro lugar ante Dios, 

si nos hacemos hostia nosotros mismos.


Libra el alma de la eterna perdición esta víctima singular, 

la cual por el misterio nos renueva la muerte del Unigénito, 

porque, aunque resucitado de entre los muertos, ya no muere, 

ni la muerte tiene ya dominio sobre él; 

sin embargo viviendo en sí mismo inmortal

 e incorruptible, de nuevo 

se inmola por nosotros en este misterio.


Es necesario que al hacer estas cosas nos inmolemos

 a nosotros mismos a Dios en la contrición del corazón,

 porque los que celebramos los misterios de 

la Pasión del Señor debemos imitar lo que hacemos.


Todos los días en que uno oiga devotamente la Santa Misa 

podrá esperar fundadamente verse libre o preservado 

de muy grandes males y peligros del alma y cuerpo.


Si Jesucristo dijo que hay faltas que no serán perdonadas

 ni en este mundo ni en el otro,

 es señal de que hay faltas que sí

 son perdonadas en el otro mundo.

 Para que Dios perdone a los difuntos las faltas veniales 

que tenían sin perdonar en el momento de su muerte,

 para eso ofrecemos Santas Misas, 

oraciones y limosnas por su eterno descanso.


El sacrificio del altar será a nuestro favor verdaderamente 

aceptable como nuestro sacrificio a Dios,

 cuando nos presentamos como víctimas.


Durante la celebración de la Santa Misa, 

se suspenden las penas de las almas por quienes 

ruega y ora el sacerdote, 

y especialmente de aquellas por las que ofrece la Santa Misa.


Por cada Santa Misa celebrada u oída con devoción, 

muchas almas salen del Purgatorio, y a las que allí quedan 

se les disminuyen las penas que padecen.


DATO IMPORTANTE

Cuenta el gran Papa y Doctor de la Iglesia San Gregorio Magno (+604) que, siendo todavía abad de un monasterio, antes de ser Papa, había un monje llamado Justo, que ejercía con su permiso la medicina. Una vez, había aceptado sin su permiso una moneda de tres escudos de oro, faltando gravemente así al voto de pobreza. Después se arrepintió y tanto le dolió este pecado que se enfermó y murió al poco tiempo, pero en paz con Dios. Sin embargo, San Gregorio, para inculcar en sus religiosos un gran horror a este pecado, lo hizo sepultar fuera de las tapias del cementerio, en un basural, donde también echó la moneda de oro, haciendo repetir a los religiosos las palabras de San Pedro a Simón mago: “Que tu dinero perezca contigo “. A los pocos días, pensó que quizás había sido demasiado fuerte en su castigo y encargó al ecónomo mandar celebrar treinta misas seguidas, sin dejar ningún día, por el alma del difunto.


El ecónomo obedeció y el mismo día que terminaron de celebrar las treinta misas, se apareció Justo a otro monje, Copioso, diciéndole que subía al cielo, libre de las penas del purgatorio, por las treinta misas celebradas por él. Estas misas, se llaman ahora, en honor de San Gregorio Magno, misas gregorianas. Estas treinta misas seguidas, celebradas por los difuntos, todavía se acostumbra celebrarlas y, según revelaciones privadas, son muy agradables a Dios.





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