*Nota: La segunda imagen y parte del texto están tomados del blog
Como Ovejas sin Pastor (al cual podéis acceder fácilmente clicando aquí
de mi buen amigo Juan Diego Ortega Santana)
“La Santísima Virgen María, por el amor que nos dedicaba, estaba dispuesta a ver Su Hijo sacrificado a la Justicia Divina por la barbaridad de los hombres. Este gran tormento, pues, que María suportó por nosotros – un tormento mayor de que mil muertes – merece nuestra compasión y nuestra gratitud.
Si no podemos corresponder más a un tal gran amor, al menos dediquemos algunos momentos en este día de hoy para considerar cuan grandes fueron los sufrimientos por los cuales María se hizo Reina de los Mártires; porque los sufrimientos de Su Gran Martirio excedieron los de todos los Mártires, en primer lugar por ser los más largos, y en segundo lugar por ser los mayores en intensidad”
San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia
Jesucristo Mismo reveló a la Beata Verónica de Binasco, que Él se complace más que nos compadezcamos de su Madre que de Él mismo. Le dijo: ‘Hija mía, mucho me agradan las lágrimas que se derraman por mi Pasión; pero amando yo con amor inmenso a mi Madre María, me agrada más aún la meditación de los dolores que Ella padeció en Mi muerte.’ He aquí por qué son muy grandes las gracias prometidas por Jesús a los devotos de los dolores de María
Nuestra Señora se dolió con Santa Brígida porque muy pocos tenían piedad de Ella y la mayor parte de sus hijos vivían sin pensar en ellos: “Miro a todos los que están en la tierra, para ver si acaso hay alguien que me compadezca y medite sobre mis Dolores, y encuentro muy pocos. Por eso, hija mía, aunque muchos me olviden, tú, sin embargo no te olvides de mí; contempla mis Dolores y compadécete cuanto puedas.” “Por esta razón la Bienaventurada Virgen Misma apareció en el año 1239 al fundador del Orden de los Servitas, o siervos de María, a pedirles instituir un orden religioso para conmemorar Sus dolores”.
En Fátima, en 1916, el Ángel de la Paz apareció a los tres pequeños videntes, Lucía, Francisco y Jacinta, y después de animarlos a rezar y de enseñarles una oración de adoración, dijo: “Los Corazones de Jesús y de María están atentos a la voz de vuestras súplicas.” En Fátima, el 13 de junio de 1917, Nuestra Señora, después de informar los tres pastorcitos de que Jacinta y Francisco irían en breve al Cielo, pero que Lucía quedaría en la tierra algún tiempo más – dijo a Lucía: Jesús quiere servirse de ti para darme a conocer y amar”, Nuestra Señora dijo entonces: “El quiere establecer en el mundo la devoción a Mi Inmaculado Corazón…” En Fátima, el 13 de julio de 1917, después de que los pastorcitos habían sido aterrorizados por la visión del infierno, Nuestra Señora les dijo: “Habéis visto el infierno, a donde van las almas de los pobres pecadores; para salvarlas (las almas de los pobres pecadores).
"Dios quiere establecer en el mundo la devoción a Mi Inmaculado Corazón. Si hicieran lo que os voy a decir, se salvarán muchas almas y tendrán paz...” Jesús explicó más Su voluntad a Sor Lucía. En respuesta a su pregunta sobre la razón para no convertir a Rusia sin el Papa haciendo la Consagración de Rusia, Jesús dijo: Porque quiero que toda Mi Iglesia reconozca esa Consagración como un triunfo del Inmaculado Corazón de María, para después extender su culto y poner, al lado de la devoción de Mi Corazón divino, la devoción a este Corazón Inmaculado.
CORONILLA DE LOS SIETE DOLORES DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
Sobre esta devoción
Siempre los cristianos han aprendido de la Virgen a mejor amar a Jesucristo. La devoción a los Siete Dolores de la Virgen María se desarrolló por diversas revelaciones privadas.
La Virgen comunicó a Santa Brígida de Suecia (1303-1373):
“Miro a todos los que viven en el mundo para ver si hay quien se compadezca de Mí y medite mi dolor, mas hallo poquísimos que piensen en mi tribulación y padecimientos. Por eso tú, hija mía, no te olvides de Mí que soy olvidada y menospreciada por muchos. Mira mi dolor e imítame en lo que pudieres. Considera mis angustias y mis lágrimas y duélete de que sean tan pocos los amigos de Dios.”
Nuestra Señora prometió que concedería siete gracias a aquellas almas que la honren y acompañen diariamente, rezando siete Ave Marías mientras meditan en sus lágrimas y dolores:
1. “Yo concederé la paz a sus familias.”
2. “Serán iluminadas en cuanto a los divinos Misterios.”
3. “Yo las consolaré en sus penas y las acompañaré en sus trabajos.»
4. “Les daré cuanto me pidan, con tal de que no se oponga a la adorable voluntad de mi divino Hijo o a la salvación de sus almas.”
5. “Los defenderé en sus batallas espirituales contra el enemigo infernal y las protegeré cada instante de sus vidas.”
6. “Les asistiré visiblemente en el momento de su muerte y verán el rostro de su Madre.
7. “He conseguido de mi Divino Hijo que todos aquellos que propaguen la devoción a mis lágrimas y dolores, sean llevadas directamente de esta vida terrena a la felicidad eterna ya que todos sus pecados serán perdonados y mi Hijo será su consuelo y gozo eterno.”
Según San Alfonso María Ligorio, Nuestro Señor reveló a Santa Isabel de Hungría que Él concedería cuatro gracias especiales a los devotos de los dolores de Su Madre Santísima:
1. Aquellos que antes de su muerte invoquen a la Santísima Madre en nombre de sus dolores, obtendrán una contrición perfecta de todos sus pecados.
2. Jesús protegerá en sus tribulaciones a todos los que recuerden esta devoción y los protegerá muy especialmente a la hora de su muerte.
3. Imprimirá en sus mentes el recuerdo de Su Pasión y tendrán su recompensa en el cielo.
4. Encomendará a estas almas devotas en manos de María, a fin de que les obtenga todas las gracias que quiera derramar en ellas.
Meditar los siete Dolores de Nuestra Madre Santísima es una manera de compartir los sufrimientos más hondos de la vida de María en la tierra.
Al pie de la Cruz, donde una espada de dolor atravesó el corazón de María, Jesús nos entregó a Su Madre como Madre nuestra poco antes de morir. En respuesta a esta demostración suprema de Su amor por nosotros, digamos cada día de nuestras vidas: “Sí, Ella es mi Madre. Jesús, yo la recibo y Te pido que me prestes Tu Corazón para amar a María como Tú la amas.”
ROSARIO DE LOS SIETE DOLORES
de Nuestra Señora la Virgen María
Por la señal de la Santa Cruz +
de nuestros enemigos +
líbranos Señor + Dios Nuestro.
+En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
Amén
Señor mío, Jesucristo, me arrepiento profundamente
de todos mis pecados.
Humildemente suplico vuestro perdón y,
por medio de vuestra gracia,
concededme ser verdaderamente
merecedor de vuestro Divino Amor,
por los méritos de vuestra Pasión y Muerte
y por los Dolores de vuestra Madre Santísima. Amén.
Virgen Inmaculada, Madre de Piedad, llena de aflicción
y amargura, os suplico ilustréis mi entendimiento
y encendáis mi voluntad para que con
espíritu fervoroso contemple vuestros Santos Dolores
y pueda conseguir las gracias prometidas a los
que reflexionen sobre vuestros sufrimientos. Amén.
nota: En cada Dolor se reza un Padrenuestro,
siete Ave Marías, un Gloria al Padre
y un Ave María Purísima
1ºDolor
La profecía de Simeón en la presentación del Niño Jesús.
Oh Virgen Dolorosa, por la agonía que sufriste cuando
el anciano Simeón te anunció que una espada de dolor
atravesaría tu alma, por los sufrimientos de Jesús;
te acompañamos en este dolor y te suplicamos
no permitas que nos encontremos entre los mundanos
enemigos de tu Hijo, sino entre los que profesan dócilmente su doctrina
y la reflejan en sus costumbres verdaderamente cristianas,
para quienes Él será resurrección y vida. Amén.
CANTO: Cuando Simeón el justo
tomando al Niño en sus palmas
su muerte por nuestras almas
profetizando anunció.
MADRE que espada más fiera
Vuestro pecho traspasó,
Haced que esta espada MADRE
También el pecho taladre
Del que a Vos os la clavó.
1 Padre Nuestro, 7 Ave Marías, 1 Gloria al Padre
y 1 Ave María Purísima
2ºDolor
La huida a Egipto con el Niño Jesús y San José.
Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que tuviste cuando el soberbio
y ambicioso Herodes quiso dar muerte a tu Hijo,
que venía a darnos vida, te acompañamos en este dolor,
y te rogamos nos libres de toda ambición y soberbia.
Y concédenos que, en vez de arrojar de nuestro
lado a tu Hijo, le llamemos, y, pospuestos todos nuestros intereses,
le hagamos reinar en nosotros y nuestras familias,
siendo sus fieles y obedientes vasallos, para reinar con él en la gloria. Amén.
CANTO: Cuando por salvar al Hijo
de impías persecuciones
ir a Egipto a las regiones
el Ángel os ordenó.
MADRE que espada más fiera
Vuestro pecho traspasó,
Haced que esta espada MADRE
También el pecho taladre
Del que a Vos os la clavó.
1 Padre Nuestro, 7 Ave Marías, 1 Gloria al Padre
y 1 Ave María Purísima
3ºDolor
La pérdida de Jesús.
Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que sufriste cuando perdiste
a tu Hijo en Jerusalén y estuviste tres días buscándole
con el Señor San José, te acompañamos en tu dolor,
y te suplicamos que no permitas le perdamos por el pecado
y que, si le perdemos, le busquemos con arrepentimiento,
y buscándole, le hallemos con la sincera confesión,
y le conservemos con verdadera religión. Amén
CANTO: Cuando al regresar del Templo
perdisteis al dulce Infante
y la luz de su semblante
tres días se os eclipsó.
MADRE que espada más fiera
Vuestro pecho traspasó,
Haced que esta espada MADRE
También el pecho taladre
Del que a Vos os la clavó.
1 Padre Nuestro, 7 Ave Marías, 1 Gloria al Padre
y 1 Ave María Purísima
4ºDolor
El encuentro con Jesús cargando la cruz, camino del calvario.
Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que tuviste cuando
por la calle de la Amargura acompañaste
a tu Hijo cargado con nuestras culpas;
Él, que era creador de la vida y que aceptó por nosotros sufrir
este desprecio tan grande de ser condenado
a muerte y muerte de cruz,
después de haber sido azotado como si fuera un malhechor
y, siendo verdadero Rey de reyes, coronado de espinas;
se humilló hasta lo indecible, para levantarnos a nosotros
del pecado, te acompañamos en este dolor,
llevando la cruz que su providencia nos ha dado,
con humilde paciencia y digna constancia, sufriendo bien todas
las molestias que vengan del prójimo. Amén
CANTO: Cuando al suplicio subiendo
por la cuesta fatigosa
de la Vía Dolorosa
Jesús con Vos se encontró.
MADRE que espada más fiera
Vuestro pecho traspasó,
Haced que esta espada MADRE
También el pecho taladre
Del que a Vos os la clavó.
1 Padre Nuestro, 7 Ave Marías, 1 Gloria al Padre
y 1 Ave María Purísima
5ºDolor
La crucifixión y la agonía de Jesús.
Oh Virgen Dolorosa, por las lágrimas que derramaste
y el dolor que sentiste al ver la crueldad de clavar en las manos
y pies a tu amadísimo Hijo, y luego al verle
agonizando en la cruz; para darnos vida a nosotros;
considerando que tú misma también
te sentirías morir de dolor en aquel momento;
te acompañamos en este dolor.
Y, por los méritos del mismo,
concédenos aprovechar de los frutos de su pasión,
que seamos cristianos verdaderos, crucificados con Cristo,
y que recibamos como una honra el padecer
y sufrir algo por Él, y practicar sus preceptos. Amén.
CANTO: Cuando cual manso Cordero
el Redentor inocente
de Cruz infame pendiente
en el Calvario expiró.
MADRE que espada más fiera
Vuestro pecho traspasó,
Haced que esta espada MADRE
También el pecho taladre
Del que a Vos os la clavó.
1 Padre Nuestro, 7 Ave Marías, 1 Gloria al Padre
y 1 Ave María Purísima
6ºDolor
La lanzada y descendimiento de la cruz.
Oh Virgen Dolorosa, por las lágrimas que derramaste
y el dolor que sentiste al ver al soldado Longinos
atravesar con la lanza el Sagrado Corazón de tu Hijo,
desde donde manó sangre y agua, recordándonos de este modo,
que así como del costado de Adán
dormido en el Paraíso fue formada Eva, su esposa,
así del costado de Cristo muerto en la cruz fue formada la Iglesia,
esposa suya, te acompañamos en este dolor.
Y por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo,
haz que sepamos amarlo como El nos amó. Amén.
CANTO: Cuando en el casto regazo
que a Jesús vivo estrechara
y en su infancia le albergara
Jesús muerto reposó.
MADRE que espada más fiera
Vuestro pecho traspasó,
Haced que esta espada MADRE
También el pecho taladre
Del que a Vos os la clavó.
1 Padre Nuestro, 7 Ave Marías, 1 Gloria al Padre
y 1 Ave María Purísima
7ºDolor
El entierro de Jesús y la soledad de María.
Oh Virgen Dolorosa, por la agonía que sufriste
al recibir a tu Hijo muerto,
por las lágrimas que derramaste al acompañarlo
a la sepultura y dejarle allí, te acompañamos
en tu dolor y te suplicamos nos alcances
el perdón de nuestras culpas, que fueron la causa de su muerte,
y que sus heridas se graben profundamente
en nuestra memoria y corazones, como testimonio de su amor,
para que le amemos hasta la muerte
y nos conceda morir con los auxilios de la religión,
ser sepultados entre los fieles difuntos, para que, en el día del juicio,
merezcamos resucitar con los verdaderos cristianos
y ser llevados a la derecha de Cristo.
CANTO: Cuando los yertos despojos
que tiernamente abrazabais
y con lágrimas regabais
la sepultura encerró
MADRE que espada más fiera
Vuestro pecho traspasó,
Haced que esta espada MADRE
También el pecho taladre
Del que a Vos os la clavó.
1 Padre Nuestro, 7 Ave Marías, 1 Gloria al Padre
y 1 Ave María Purísima
Concluimos rezando la Salve y con el Himno Stabat Mater Dolorosa
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